20090622

Semper Fidelis VII



7.
Despertó mirando hacia el techo. El techo tenía gigantes manchas de humedad, parecían monstruos. Miró a su alrededor. Se encontraba en una pequeña habitación de madera. Había un póster de Raquel Mancini pegado en la pared, ya descolorado y ajado. El rostro de la modelo parecía sufrir por la rajadura de humedad que la quebraba en dos. Se dio cuenta que no podía mover sus brazos, estaba atado con fuerza sobre los costados de la cama. Procuró no entrar en pánico, metió la cabeza dentro de las sabanas. Quedo pasmado al descubrir como estaba vestido, enfundado en una especie de pijama de seda blanco parecido a una mortaja. Una vez mas quizo safarze de las ataduras, pero fue imposible. lo habían maniatado con una fuerza sobrenatural.
Entonces escuchó el giro de las llaves en la puerta. Doña Gladys irrumpió en la habitación, llevaba una bandeja con un vaso de jugo de naranja y un generoso plato de arroz con mayonesa.
-Buenos días pequeño bribón!- Dijo la señora en tono suave, casi susurrando.
-Ehh.. En donde estoy?... como? cuando?- Silvio creía estar en una pesadilla, por eso Intentaba calmarse, pues iba a despertar tarde o temprano.
-Estas en mi casa amor, en la habitación de mi hijo. Te traje la cena.
Gladys desató sus manos. Entonces Silvio pudo sentarse, pero noto que sus pies seguían sin libertad, estaban esposados en la punta de la cama.
La señora cargo una cuchara con abundante arroz.
-Haber, ahí viene el avioncito... ammm-
Casi de prepo, Silvio comió todo, jugo con pulpa incluido.
-¿Que hora es? ¿Que día es hoy?
-Son las diez y media, hoy es domingo amor.
-¿Me puedo ir ya?
-Pequeño bromista, te esperado por mas de veinte años, no te voy a dejar ir jamas, ya nadie nos va a separar- Y de un empujón lo acostó nuevamente en el lecho.
-¿Que dice señora? Creo que usted ha perdido totalmente la cordura- Dijo Silvio ruborizado.
-Mocoso insolente!- gritó Gladys, le pegó un sopapo y con una sorprendente rapidez volvió a maniatarlo.
Seguidamente se subió sobre el, lo destapó y saco violentamente su sexo con sus robustas manos.
-No te voy a perder- Repetía reiteradamente la señora.
Se subió la pollera y se hizo penetrar por el joven raptado.
La satánica cabalgata duró poco menos que media hora.
-No te voy perder- Recalcaba entre jadeos la señora.
Luego de estallar de placer, Le dio un húmedo beso en la frente, se levantó y dijo:
-Hasta mañana mi amor-
-Esperá, ¿podes decirme donde estoy por lo menos?
El sonido del portazo fue implacable.
Silvio se quedo otra vez solo. Por la ventana, la única y pequeña ventana del habitáculo, una luna llena se dejaba ver estoicamente.
Entonces Silvio se puso a llorar, lloró y lloró como hacia mucho no lloraba.
Se sentía sucio, infeliz, usado. Lloró y lloró hasta que se volvió a dormir.

Continuará

20090618

Chau


Fernando Peña
(1963 - 2009)

20090616

Aquella infame caja Mágica.

Realmente es inquietante el poder que tienen los medios sobre gran parte de la sociedad. La television es uno. Es el medio más fantástico y desleal que la humanidad haya visto jamás. Yo se que me dirán: -Cosme, no es un tema nuevo!. Pero me asombra el alarmante nivel de desinterés y conformismo de la mayoría de mi generación, jóvenes, que flotan sin rumbo por este rincón del Universo.
La televisión es fantasía, La televisión vende, La televisión carcome,y aunque nos parezca atroz, Hay que aceptar que gran parte de la masa, se guía, actúa y desempeña con lo que registra de aquella infame caja mágica.
En vísperas electorales la transmisión se convierte en un inestable certamen de berretismo y cinismo. Los noticieros muestran a algunos políticos difamando a colegas, chicanas, murmuraciones que tienen contraofensiva. La Tv hace parecer la campaña electoral, como si fuera la previa de un clásico de fútbol. También hay candidatos que van a programas que lo imitan, o ridiculizan, bailan con bailarinas y muestran su sonrisa de campaña frente a millones de televidentes. Emanando el cinismo que va de acuerdo con esta época.
Algunos políticos en campaña, los mas pudientes, invierten colosales cantidades de dinero en ficticios comerciales, llenos de grandes promesas, a veces, desacreditando a colegas adversarios, también en campaña. Basta con lucir un buen nudo de corbata, una voz clara pero vacía y una sonrisa convincente para toda la teleaudiencia. Para lograr que la gente común, ponga una boleta con su apellido en la urna, desconociendo sus propósitos, por claros u oscuros que sean.







Bajo del 88, encaro hacia la avenida Tegucigalpa. Siento que me tocan el hombro.
-Hola Cosme ¿como andas?
Es Richard, amigo, en realidad amigo del amigo de un amigo.
-¿que haces che? ¿como va todo?
-Acá cansado reclutando gente.
-¿Reclutando gente?
-Si, ahora que estoy en la política, necesito que me apoyen, vos también votame.
-No me digas que estas en un partido político, ¿en cual?
-El de Paez
-Paez, el ruso del tatuaje.
-Si, ese mismo, es un hombre nuevo que puede cambiar las cosas.
-mmm, no parece tan nuevo, acordate que es un empresario.
-Hace como veinte años los sorongistas están en el poder, llegó el momento del cambio, no?
-No deja de ser un empresario, Richard.
En ese momento Richard frunce el ceño, tose, se rasca la barriga y me muestra una boleta de la lista del partido, por ahí estaba su nombre.
-¿vos a quien vas a votar Cosme?
-Yo no voy a votar, la democracia es un chiste.
Saca de su mochila una pila de afiches con la cara sonriente del Ruso Paez.
-Mañana vas a ver toda esta calle pegada con afiches, esto es militancia.
-O sea que llamas militancia a pegar carteles.
-Y si.
-Bueno Richard, tengo que doblar, nos vemos, buena suerte en los comicios
-Gracias.
Richard pegó carteles toda la noche. Yo no pude pegar un ojo.


Cualquier parecido con la realidad, no es coincidencia.

20090613

La Rutina

(...) La rutina, síntesis de todos los renunciamentos, es el hábito de renunciar a pensar. En los rutinarios todo es menor esfuerzo; la pereza oxida su inteligencia. Cada hábito es un riesgo, porque la familiaridad aviene a las cosas detestables y a las personas indignas. Los actos que al principio provocaban pudor, acaban por parecer naturales; el ojo percibe los tonos violentos como simples matices, el oído escucha las mentiras con igual respeto que las verdades, el corazón aprende a no agitarse por torpes acciones. (...)






(...) Acostumbrados a copiar escrupulosamente los prejuicios del medio en que viven, aceptan sin contralor las ideas destiladas en el laboratorio social: como esos enfermos de estómago inservible que se alimentan de substancias ya digeridas en los frascos de las farmacias. Su impotencia para asimilar ideas nuevas los constriñe a frecuentar las antiguas.

Jose Ingenieros (1877-1925)




20090607

Semper Fidelis VI


De a poco fue amaneciendo. Por un hueco de la caja, comenzó a entrar la luz del sol. Vio con mas nitidez lo que le rodeaba. Había sábanas, algunas manchadas con rouge, se mezclaban entre tangas y corpiños.
Cuando sus ojos comenzaban a ceder por el sueño, escuchó el ruido del candado. Gladys había abierto la caja de madera. La luz del sol le había cegado los ojos, solo notaba un espectro oscuro entre la luminosidad.
-¿Como estas nene?- Le dijo la señora, acariciándole la cabeza.
-Necesito vestirme-
-Bueno mi amor, vamos para adentro- Lo tomó de los brazos, lo alzó y lo sacó de la caja.
-Le pido perdón por todas las molestias ocasionadas- Dijo Silvio
-No te hagas problema- Le dijo la señora. Y tomándolo del brazete lo llevó hacia adentro.
Silvio fue dando saltos. Aún tenia puestas las esposas en los pies. Entraron. Reinaba el silencio, el lugar estaba casi vació. Había dos señoritas sentadas en la barra tomando café, que al ver al muchacho semi desnudo, no disimularon una risita pícara.
-Esperame acá un segundo, que te traigo la ropa y tu mochila, y algo para desayunar-
-Gracias...¿Podrías sacarme las esposas de los pies?
Gladys fingió no escuchar y se fue detrás de la barra.
Prefirió no mirar hacia donde estaban las chicas, el pudor hizo que su vista quedase clavada en el pasillo que daba a la puerta de entrada. Notó que estaba abierta. Pensó en escaparse dando saltos hacia la calle, pero rápidamente descartó la idea. Se imaginó en calzoncillos entre una multitud de personas. No quería dar una imagen mas patética de la que estaba dando.
Gladys se acercó con su mochila y una bolsa de consorcio negra. En la bolsa estaba su ropa. Revisó minusiosamente su mochila. Estaba todo. Algunas mudas de ropa, un par de corbatas, la guia T, un retrato de Josefina. Se puso la camisa color turquesa que tenía el día anterior. Pero, obviamente, no pudo ponerse los pantalones, por las esposas. Al hacerle otro pedido por la liberación de sus pies, la señora, otra vez, fingió no escuchar, y se fue atrás de la barra. Volvió con una bandeja, una taza de café con leche, tres medialunas y un vaso de agua. Las dos señoritas le tiraron besos y se fueron del lugar.
En camisa y en calzoncillos, con esposas en los pies, una cálida mañana de domingo, Silvio intentaba desayunar. Estaba en la situación mas extraña de su vida. Le dio algunos mordiscos a una medialuna y tomó un par de tragasos del café con leche hiper caliente que le sirvieron. Gladys seguía sin aparecer.
Terminó el desayuno como pudo. Entre la agitación y el desasosiego. Tragó todo en pocos minutos. A pesar de la hospitalidad de la señora madama, seguía estando privado de su libertad, y recordando lo sucedido hacia unas horas, no tenia idea si estaba alguien mas, además de la obesa señora.
Pasaron algunos minutos, casi años, Gladys volvió. Con su sombra tapó casi todos los rayos de sol que entraban.
-mm... terminaste... estaba rico?
-si, gracias, estaba delicioso, podrías sacarme las esposas?
-¿Porque estas tan apurado bebé?
-Es que me pone nervioso estar sin pantalones, y más, con esposas en los pies.
En ese momento, Gladys puso los brazos en jarra, y le dijo:
-No te pongas nervioso, estamos solo vos y yo, además en unos minutos, ya nos vamos.
-¿Nos vamos a donde?, disculpeme señora, pero creo que cada uno debe tomar su rumbo.
La señora dio un tremendo pisotón al piso de par qué. Hizo vibrar la taza vacía.
-Pero mira que desagradecido que sos, después de lo que hice por vos, acordate que me hiciste una promesa-.Se enfureció.
-Ah... prometo que la vendré a visitar seguido. Pero sáqueme las esposas de los pies, por favor-
-No, vos te vas a vivir conmigo-
-Perdóneme señora, quiero irme-
-Tranquilo, tranquilo bebé, ya te tiene estar dando el efecto del Donormyl.
-¿Que? ¿Que me pusiste? Dijo, con cara de horror.
-Una vez que te duermas, te llevaré a mi casa, te vestiré, te amaré- y dió una especie de pazo de bailarina clásica, su ojo izquierdo comenzó a dar satánicas vueltas.
Silvio sintió que sus párpados comenzaban a pesar. Horrorizado se paró y encaró para la puerta de entrada, que ahora estaba cerrada, dando saltos y pujantes gritos de auxilio. A medida que daba esos pequeños saltos, el cuerpo comenzócele a debilitar, sus ojos no podían mantenerse abiertos. Cayó.
-Que difícil que sos, ya me vas a querer- Sintió que le hablaban de atrás, oyó atronadores pasos que se acercaban.
El quedó mirando hacia la puerta. En la puerta había una horrible sombra que se hacia grande cada ves mas. Se quedo dormido. Gladys lo tomó de las piernas, lo arrastró hacia el estacionamiento, lo metió dentro del baúl de su Renault 12, junto con sus pertenencias.Entró al auto, puso un cassette de Estela Raval en el stéreo. Arrancó.

Continuará.

20090603

Samba al gordo Espíndola - Radar Busnelli

Gordo pata estafa
Suele estar hido
chantaje garantizado
al primer mínimo descuido

Cuando el viento sopla fuerte
recuerda sus pasados rizos
abundante humanidad
de dedos como chorizo

Jocoso y elegante
el esnifa Cafiaspirina
Se estan derritiendo al sol
una tonelada de margarina

Bufando, gipando
lo encontré en aquel lugar
el gran banquete de la Maciza
para el era un altar.