20091210

Más satisfecho, más feliz



Más satisfecho, más feliz, más productivo,
cómodo,
sin beber demasiado,
ejercicios regulares en el gimnasio
(tres días por semana),
mejorando las relaciones con tus empleados socios coetáneos,
a gusto,
comiendo bien,
(nada de cenas de microondas y grasas saturadas),
un mejor conductor, más paciente,
un auto más seguro
(el bebé sonriendo en el asiento de atrás),
dormir bien
(sin pesadillas),
sin paranoias,
cuidadoso con todos los animales
(nunca ahogar arañas en el desagüe),
todavía en contacto con los viejos amigos
(disfrutando un trago de vez en cuando),
hay que comprobar con frecuencia el crédito en el banco (moral) (agujero en la pared),
favores por favores,
cariñoso, pero no enamorado,
órdenes de caridad social,
los domingos supermercado de circunvalación
(nada de matar polillas o echar agua hirviendo a las hormigas),
lavar el auto
(también los domingos),
ya sin miedo a la oscuridad, o a las sombras del mediodía,
nada tan ridículamente adolescente y desesperado,
nada tan infantil, a un ritmo mejor,
más lento y más calculado,
sin oportunidad de escapar,
ahora trabajando por cuenta propia,
preocupado (pero impotente)
un facultado e informado miembro de la sociedad
(pragmatismo en vez de idealismo),
sin llorar en público,
con menos oportunidades de enfermarse,
neumáticos con agarre en mojado
(foto del bebé con el cinturón en el asiento de atrás)
un buen recuerdo,
aún llorando con una buena película,
aún besando con saliva,
ya no vacío y frenético como un gato atado a un palo
al que llevan a una mierda congelada por el invierno
(la capacidad de reírse ante la debilidad),
calmo,
más satisfecho,
más saludable y más productivo,
un cerdo en una jaula, medicado con antibióticos.

Radiohead

20091205

Semper Fidelis XIII


14. El loco del diamante

Cuando despertó estaba acostado en posición fetal. La superficie que hacía las veces de cama era muy dura. El lecho de cemento en el que se encontraba le hizo dormir la mitad del cuerpo. Lentamente se fué incorporando. La parte izquierda de su cuerpo comenzó a hormiguear, se tocó la frente y notó que tenía un importante chichón.
Entonces comenzó a recordar que horas antes, lo había detenido la policía porteña. Todo comenzó cuando se acercó a la boletería de la estación de ómnibus de Retiro. El boletero de la única ventanilla que atendía en ese momento lo encontró hablando solo, metiendo la cabeza en su mochila, con el rostro y cuerpo llenos de fango. Silvio no tenía dinero por eso Semper le dio uno de sus diamantes de colección para que pueda pagar el viaje.
Al ver la hermosa piedra preciosa que ofrecía el joven para pagar el periplo, el empleado de la estación presionó disimuladamente la alarma silenciosa que se usa para llamar a la policía porteña.
Solo tardaron unos cinco minutos en llegar al lugar. A unos metros de él, estacionó un móvil de la policía federal, se bajaron dos agentes. Se acercaron a Silvio y le pidieron algún tipo de identificación. El muchacho había olvidado su libreta de enrolamiento, que era lo único que lo identificaba, en lo de Gladys. Al no tener suerte con su pedido, los agentes comenzaron a interrogar a Silvio y el clima se puso tenso.
-¿A donde tenés pensado ir con esa facha? Dijo uno de los policías, con des confianza.
-Me voy de regreso a mi pueblo, a Frías, Santiago del Estero.
-No es bueno salir sin identificación, déjenos ver que tiene en la mochila.
-No, no puedo, son cosas muy personales las que llevo aquí dentro- Silvio comenzó a ponerse nervioso. Sudaba sin disimulo. Entonces empezó a forcejear con los agentes. En el medio del forcejeo, Silvio deja caer el diamante al suelo. La piedra preciosa brillaba en el piso. Brillaba también en los ojos de los policías. Que lo tomaron de los brazos y le colocaron unas esposas.
-Base Tango cuatro, solicito información, si hubo una denuncia de robo, tengo conmigo un NN, posible sospechoso de robo de joyería, procedo llevar al detenido a la seccional para averiguación de antecedentes, cambio- Dijo uno de los agentes usando la radio del móvil policial.
Al oír estas palabras, Silvio comenzó a gritar.
-Un momento, acá hay un malentendido, yo no robé nada, solo quiero irme a mi pueblo, odio este lugar, odio Buenos Aires!-
-Te invito a que te calmes. Dijo uno de lo policías. Pero Silvio siguió, casi lagrimeando.
-Este diamante me lo dio un duende que me ayudó a escapar de una casa donde me tenían secuestrado hace meses, era una señora vieja y gorda-
-Callate la boca carajo, y metete al auto "secuestrado"- Y lograron meterlo forzosamente.
-¿No me creen?, fijense dentro de mi mochila, ahí está el duende, el les explicará todo lo sucedido, salí Semper!
-Mira flaco, quedate tranquilo o vas a ser dañado- Dijo el copiloto.
-Dejá de inventar historias, no te hagas el piola, ademas tenés una baranda como que si hubieras cruzado el riachuelo nadando- Dijo el otro, furioso, dándole un puñetazo al volante.
-Pero como puede ser! Que injusticia, yo no tengo que ir preso, tiene que ir la señora que me secuestró, la culpable de todo esto! Dios!. Y comenzó a llorar.
-Che, a este mas que llevarlo al destacamento habría que mandarlo al borda, jeje-
Estas fueron las últimas palabras que escuchó Silvio, antes de un terrible golpe con la cachiporra en la frente, que lo hizo perder el conocimiento.

Ahora había recordado todo. De a poco se fueron uniendo todas las piezas de su cabeza rota. Se tocó otra vez el chichón, dolía, pero al parecer no era nada grave. Miró a su alrededor, era una celda precaria, llena de humedad, con una cama de cemento y una letrina incorporada. De pronto siente que le tocan el hombro.
-La verdad, no te podes quejar, tenes un baño al lado de tu cama, que nivel!- Semper, la alimaña, volvió a aparecer.
-Vos!, monstruo, enano de mierda, ahora aparecés!- Gritó Silvio, furioso.
-Yo diría que bajes la voz, se corrió la fama de que estas majara, no derrapes- Le dijo el duende, guiñando un ojo.
-Hijo de puta, por hacerte caso a vos, mirá donde terminé-
-Tomalo con calma Pascuato, te prometo que vamos a salir de esta, solo tenés que pedir una llamada y llamás a tu casa, van a tener que venir a buscarte, pensá un poco, pensá y salís-
-¿Porque no apareciste cuando me detuvieron, evitaríamos todo esto?
-¿Vos sos pelotudo?, te imaginaste a dos policías interrogando un duende?, además esos dos pedazos de mierda, eran seres ultra materialistas con ningún grado de senbilidad hacia lo sobrenatural, quedaron maravillados con el diamante, además solo me pueden ver pelotudos como vos, sensibles, que creen en el amor y esas boludeces, me entendés?-
-Necesito hacer una llamada a mi casa- El joven comenzó a gritar, llamando a los guardias.
El duende apoya su cabeza sobre los barrotes de la celda. Parece resignado.
-Demonios! esto es lo que tengo que aguantar para casarme? Estar en esta celda con olor a orín y humedad, soportando un infeliz, cargado de mala suerte. Mierda, estoy podrido del ser humano y toda su miseria. Ojalá la humanidad se termine pronto-

De pronto llegó un guardia.
-¿Porque tanto alboroto?
-Oficial, según la ley, tengo derecho a hacer una llamada, déjeme hacerla- Dijo, solemne, Silvio.
-Haber, esperame unos minutos, ahora vengo ya estoy con vos- El guardia dijo esto sonriendo y volvió.

-Ahora te aconsejo, que te calmes y no seas tan lelo de nombrarme otra vez, porque van a mandarte al loquero, me entendiste?
-Si- Suspiró el joven. Asintiendo con la cabeza.

20091204

Yuppie

Vos sos tu Dios
tu timón y tu escaño
y nada se interpone en tu camino

Vos ganás, ganás y ganás
pero el sol está cada día mas furioso
Igual, no tendría que importarte
Mientras el bazar de la humanidad persista
ositos y guirnaldas
kilómetros de basura
el canto de oscuras palomas
empapa a todos

********

Vos, yo y toda la turba
quemándose en el fuego
puedo ver las llamas ...
Todos los días en mis sueños
Puedo verte huir despavorido
todo en el fuego.


20091129

Semper Fidelis XI


13. "Habeas Corpus"
Ya era casi mediodía. Comenzaba a sentirse el fulgor familiar en la casa de los Bustamante. Forzada por Josefina, Doña Blanca hizo un llamado telefónico a la Facultad de Derecho, donde su hijo habría de estar cursando.
Desde Buenos Aires le habían dicho que no tenían registro de ninguna persona llamada Silvio Bustamante, que ya era la quinta vez que llamaban en el día, que se dejaran de molestar, que probaran llamando a la policía.
Un sudor frío comenzó a brotar de los cuerpos de doña Blanca y Josefina. La ansiedad y la angustia se hicieron presente.
-Vamos a la comisaría-
Dijo doña Blanca, sin levantar la voz, para no alborotar a la familia.
La comisaría del pueblo estaba a unas diez cuadras. Entonces salieron de prisa hacía el destacamento. Por la preocupación no emitían palabra alguna, solo se escuchaban sus pasos.
Josefina transpiraba, la angustia la hacía poner aún mas bella. Llevaba puesta una blusa con un lascivo escote que segregaba todo el vigor de su juventud. Sin duda es la mas linda del pueblo. En el transcurso de su caminata fue acumulando piropos, halagos y suspiros. Doña Blanca se encargó de interceptar todas esas lisonjas con su mirada férrea y mordiente.
Llegaron a la comisaría. Había un patrullero estacionado en el frente y la puerta estaba abierta. Entraron. El silencio reinaba en el lugar. En el despacho principal se encontraba un joven durmiendo, con su rostro y manos apoyados en un libro de actas.
-Buenas tardes, venimos a hacer una denuncia!- Rugió doña Blanca.
El joven despertó de un salto.
-Si, si, si se, señora, en que la puedo servir- Dijo el joven agente, desviando sus ojos para el escote de Josefina.
-Mi hijo partió hacia Buenos Aires hace tres meses y no sabemos nada de él, ¿puede hacer algo?
-Ehh...- Su vista quedó clavada en Josefina.
-Mire señor, le pido que me mire a la cara, no nos falte el respeto-
-Bueno, eeeh, tranquilícese señora-
-No me tranquilizo un carajo, quiero hablar con el comisario!- Gritó dando un puñetazo sobre la mesa.
Haciendo caer una taza con café y una silla, el joven fue rápidamente hacia atrás, a la búsqueda del comisario. Desde el fondo se escuchaban gritos.
-Pero quien es el energúmeno que osa despertarme de mi siesta!- Gritó una voz grave y rasposa.
Minutos después otro agente, viejo, gordo y de bigotes anchos entró en escena.
-Buenas Tardes señoritas, ¿en que puedo servirlas?, soy Mario Nactas el comisario-
-Buenas tardes excelentísimo señor comisario- esbozó la señora en tono sarcástico, y siguió:
-Busco a mi hijo, hace tres meses que partió hacía la capital y no sabemos nada sobre el.
-Mm, dejeme ver, mmm- Nactas, frotó su grueso bigote un par de minutos.
-Vamos a tener que consultar telefónicamente a la central porteña si tienen algún dato de su hijo, deme su nombre por favor-
-Silvio Eusebio Bustamante-
-edad?
-19 años
-Estado civil?
-Por ahora soltero, pero la chica que está mi lado es su futura esposa.
-Eso solo pasará si lo encuentran, no?- Dijo el joven soñador, acercándole un mate amargo a su jefe. El muchacho que dormía hasta hace unos minutos, parecía estar mas despierto que nunca y no quitaba sus ojos de Josefina.
-Iñiguez, ¿no tenés otro trabajo que hacer, chango? le reclamó el comisario. El muchacho se fue cabizbajo.
-Bueno, lo que podemos hacer nosotros es hacer un llamado a Buenos Aires, aver si nos dicen algo, eh?, pueden esperar sentadas allí- El comisario señaló unas sillas de plástico que estaban al lado de la puerta de entrada.
Se sentaron. Esperaron veinte, treinta, cuarenta minutos, una hora, hora y media, hasta que Josefina no aguanto mas, fue hacía el despacho y empezó a golpear con fuerza.
-¿Pero porque tanto alboroto? ¿No ven que hay gente intentando ... trabajar aca?- Se acercó Nactas, furioso con la voz ronca que lo caracteriza. Se frotaba los ojos, los tenia hinchados, como que si hubiese estado durmiendo.
-Queremos saber que le dijeron de Buenos Aires, si saben algo de Silvio- Gritó Josefina, enérgica.
-¿Que Silvio?
-¿Me esta bolaceando? Hicimos la denuncia hace una hora!- La muchacha volvió a gritar con furia.
-Este... disculpe, espereme unos segundos- La cara del comisario se ruborizó.
A los pocos segundos vino con una hoja.
-Llamamos a la unidad Porteña, nos dijeron que esta madrugada encontraron en el barrio de Retiro a un NN que se hace llamar Silvio Bustamante, lo encontraron hablando solo, y haciendo desmanes en la vía pública y que está detenido.
Doña Rosa y Josefina quedaron consternadas, con la boca abierta. Se tomaron de la mano.
-¿Como está el? preguntó la señora, casi sollozando.
-No tenemos información sobre eso, es lo único que sabemos.
-Ustedes podrían hacer un Hábeas Córpus- Dijo Josefina.
-Eso no existe mi niña.
-¿Como que no? creo que usted no sabe nada y es un estúpido-
-Señora Bustamante le tendré que pedir que tranquilize a su hija, o la voy a tener que arrestar por desacato a la autoridad-
-Espere, mi comisario- Iñiguez, entró rápidamente con un libro, el título era "Enciclopedia De Policía de la Provincia de la A a la Z"
Y redactó:
Hábeas Corpus: El habeas corpus es una institución jurídica que garantiza la libertad personal del individuo, con el fin de evitar los arrestos y detenciones arbitrarias. Se basa en la obligación de presentar ante el juez, a todo detenido en el plazo de 72 horas, el cual podría ordenar la libertad inmediata del detenido si no encontrara motivo suficiente de arresto.
Este término proviene del latín hábeās corpus [ad subiiciendum] ‘que tengas [tu] cuerpo [para exponer]’, "tendrás tu cuerpo libre" siendo hábeās la segunda persona singular del presente de subjuntivo del verbo latino habēre (‘tener’).
El joven terminó de leer, en forma solemne.
-Iñiguez, hoy lleva una ganada, uno a cero, Ayude a las damas, encárguese del papeleo correspondiente, estoy orgulloso de usted, lo felicito.
Dijo Mactas, golpeándole el pecho y se fue para su oficina. Alzando las manos, bostezando.
Después de estar un largo rato con Doña Blanca, llamando a la comisaría que estaba Silvio, intentando inútilmente hablar con él. Josefina corrió a su casa a buscar dinero y un ligero equipaje. Esa misma noche se iría para Buenos Aires.

Continuará...

20091126

Perros




Hay que estar loco,
Hay que tener verdaderamente la necesidad,
Hay que dormir parado,
cuando uno está en la calle
hay que ser capaz de elegir carne fácil
con los ojos cerrados.
Y después ir por la presa en silencio,
siguiendo el viento, fuera de la vista,
hay que atacar cuando el momento es el adecuado,
sin pensar.

Y después de un tiempo,
uno puede ponerse a trabajar en temas estilísticos puntuales,
como la corbata del equipo
y el firme apretón de manos,
una cierta mirada en los ojos y la sonrisa fácil.
Hay que lograr la confianza
de la gente a la que uno le miente,
así, cuando te dan la espalda,
uno tiene la oportunidad de clavarles el cuchillo.

Hay que tener un ojo
siempre mirando sobre el hombro,
Es claro que se va a poner más difícil,
y más y más difícil
a medida que uno envejece.
Sí, y al final uno termina empacando
y volando al Sur,
escondiendo la cabeza en la arena,
otro triste viejo
solo y muriéndose de cáncer.

Y cuando pierdas el control,
vas a recoger la cosecha que sembraste.
Y mientras el miedo crece,
la mala sangre se aletarga y se vuelve piedra,
y ya es tarde para dejar caer ese peso
que solías delegar en los otros.
Así que, que te vaya bien cuando te ahogues,
a medida que te vas hundiendo,
solo del todo,
arrastrado hacia abajo por la piedra.

Tengo que admitir
que estoy algo confundido:
a veces me parece
como si estuviera siendo usado.
Tengo que mantenerme despierto
me tengo que sacudir de encima
este malestar que me persigue,
si no tolero mi propio terreno,
¿cómo podría encontrar la salida de este laberinto?
Sordo, ciego y mudo,
uno sigue simulando
que todos son prescindibles
y nadie tiene verdaderos amigos.
Y pareciera que lo que hay que hacer
es aislar al vencedor,
y no hay nada nuevo bajo el sol:
y uno termina pensando que no hay nadie
que en el fondo no sea un asesino.

Que creció en una casa llena de dolor,
que fue entrenado para no escupir en el ventilador,
a quien el Hombre le dijo qué tenía que hacer,
que fue quebrado por personal entrenado,
a quien le pusieron collar y cadena,
a quien le palmearon la espalda,
que se estaba escapando de la manada,
que era sólo un extraño en la casa,
a quien molieron a palos al final,
a quien encontraron muerto en el teléfono,
el que fue arrastrado hacia abajo por la piedra,
el que fue arrastrado hacia abajo por la piedra.



Dogs

You gotta be crazy, you gotta have a real need.
You gotta sleep on your toes, and when you're on the street,
You gotta be able to pick out the easy meat with your eyes closed.
And then moving in silently, down wind and out of sight,
You gotta strike when the moment is right without thinking.

And after a while, you can work on points for style.
Like the club tie, and the firm handshake,
A certain look in the eye and an easy smile.
You have to be trusted by the people that you lie to,
So that when they turn their backs on you,
You'll get the chance to put the knife in.

You gotta keep one eye looking over your shoulder.
You know it's going to get harder, and harder, and harder as you
get older.
And in the end you'll pack up and fly down south,
Hide your head in the sand,
Just another sad old man,
All alone and dying of cancer.

And when you loose control, you'll reap the harvest you have sown.
And as the fear grows, the bad blood slows and turns to stone.
And it's too late to lose the weight you used to need to throw
around.
So have a good drown, as you go down, all alone,
Dragged down by the stone.

I gotta admit that I'm a little bit confused.
Sometimes it seems to me as if I'm just being used.
Gotta stay awake, gotta try and shake off this creeping malaise.
If I don't stand my own ground, how can I find my way out of this
maze?

Deaf, dumb, and blind, you just keep on pretending
That everyone's expendable and no-one has a real friend.
And it seems to you the thing to do would be to isolate the winner
And everything's done under the sun,
And you believe at heart, everyone's a killer.

Who was born in a house full of pain.
Who was trained not to spit in the fan.
Who was told what to do by the man.
Who was broken by trained personnel.
Who was fitted with collar and chain.
Who was given a pat on the back.
Who was breaking away from the pack.
Who was only a stranger at home.
Who was ground down in the end.
Who was found dead on the phone.
Who was dragged down by the stone.

Pink Floyd (Waters, Gilmour).

20091113

Semper Fidelis XII



12. "La Fuga"
Era madrugada. La escarcha cristalina ya se hacía notar sobre el lampiño césped del fondo de la casa de Gladys. Una luna llena, enorme y brillante iluminaba la helada y fantasmal noche. Silvio y el duende escapaban sigilosamente por la ventana. Haciendo el menor ruido posible. La familia Rotwailler dormía adentro de la cucha, juntos, dándose calor, en un profundo sueño.
-Ahora saltemos este alambrado sin hacer ruido y nos vamos por el terreno baldío del fondo- Dijo el duende, La luz de la luna hacía brillar sus ojos y le daba un aspecto maléfico. Silvio asintió con la cabeza.
Cruzaron la cerca y se encontraron con el inmenso terreno baldío. La euforia de libertad que se había apoderado de él en un primer momento, iba disminuyendo por las circunstancias que emprendía la huida.
-¿En donde estamos?- preguntó el joven, tiritando de frío.
-Estamos en el barrio de la Boca, ahora vamos hasta la orilla del río, allí hay una balsa esperándonos, nos iremos en ella hasta la estación Retiro y de ahí nos tomaremos algo que nos lleve a tu hediondo pueblo-.
El río que afirmaba Semper era el riachuelo, a medida que se iban acercando el aroma característico del afluente ya hacía picar la nariz.
LLegaron a la orilla, una balsa de madera con sus dos remos los estaban esperando.
-¿No hay forma de cambiar el viaje en balsa por otro a pie?-
-De ninguna manera, infeliz!- gritó la criatura, propinándole un puntapié en las posaderas que lo hizo caer de cabeza en la balsa y salpicarse con el agua purulenta en el rostro.
-Ahora sujeta los dos remos y empieza a remar, que tenemos que llegar antes que amanezca- Se colocó en una punta de la embarcación y prendió su pipa de humo nauseabundo, que por cierto, era mas asqueroso que el aroma del mismísimo riachuelo.
-No entiendo porque tenemos que trasladarnos de este modo, con el frío que hace, además podrías tratarme con mas amabilidad, no?
-Prefiero tener el menor de los contactos con los humanos, cuando lleguemos a la estación, me tendrás que esconder en tu mochila, lo último que dijiste, hace de cuenta que no lo escuché- y le arrojó abundante humo en el rostro manchado de sedimentos.
El joven no pudo aguantar el olor y vomitó a un costado.
-Para amenizar el viaje, porque no dejas de mariconear y charlamos un rato- Le dijo la alimaña, acercándole un pañuelo para que se limpie el rostro.
Silvio ya había empezado a remar. El duende sacó una brújula del bolsillo y le pidió que remara en dirección norte.
En una precaria embarcación, iluminados por una radiante luna. En el medio del riachuelo. En lo profundo de la noche. Nuestros héroes se congelaban. Entonces Silvio rompió el hielo.
-¿De donde venís?... Semper-
-Vengo del placard de tu amante, jeje, allí permanecí durante veinte largos años, hasta que viniste vos-
-¿Y porque yo te hice salir del armario?
-Digamos que vos fuiste el enlace, lo que verdaderamente me llevó a salir del armario fué la imagen de la belleza de la foto, a la que vos llamas Josefina, me he vuelto a enamorar y me voy casar con ella-.
Silvio obvió el comentario del duende, tenía pensado deshacerse de él, apenas pisara suelo Santiagueño. Entonces cambió de tema.
-Y decime Semper, ¿donde naciste?
-Yo nací en Europa, alla por el año 476, después de Cristo como dicen ustedes, poco antes de que cayera el imperio Romano-
-Increíble!, ¿cómo era el mundo en esa época?-
-¿El mundo? mucho mejor que ahora, que no te quepa la menor duda, pero si me preguntas por el mundo en materia de sociedad, era una mierda, igual que ahora-
-Dejame contradecirte en algo, como sociedad, en la actualidad, hemos avanzado bastante, con su inteligencia, el hombre a facilitado su vida, hemos construido transportes, electrodomésticos, hemos llegado al aire, hemos llegado a la luna...-
-Bujarrón!, mereces que te meta la cabeza en el agua y morir ahogado por lo que dijiste-
-...-
-Dejame contarte mas, desde que nací, viví maravilosos años en el bosque Ahiola, donde ahora sería Finlandia. Desde que fuimos creados por la madre naturaleza nosotros los Goblins recibimos el mandato divino de ser patronos y cuidadores de los bosques, convivíamos en paz con hadas y elfos. Vivíamos en casitas en los troncos de los árboles, durante el día recolectábamos frutos silvestres. Trabajábamos en las minas, sacábamos diamantes. Pero lo usábamos para adornar nuestras casas, no tenían valor. Fueron siglos y siglos de armonía y tranquilidad, hasta que ustedes descubrieron que con la madera se puede hacer papel, ahí ya todo se fue al carajo-
-¿Por que?-
-¿Por que?, te diré porque, a principios del siglo XX llegaron los leñadores al bosque para arrasar con todo. Día a día iban cayendo nuestras casas. No podíamos hacer nada. Lo único que podíamos hacer era asustarlos mientras dormían en sus carpas. Una tontería. Por cada leñador que volvía a su casa, por problemas psicológicos, mil árboles, mil hogares eran derribados cada día. A partir de ese momento, empecé a odiar al ser humano y toda su mierda destructiva. No pude soportar la impotencia y me fui al exilio. Caminé, caminé. Meses anduve rondando, hasta que llegué al mar, mas precisamente a un puerto y me metí en la primer embarcación que encontré.
-¿Y como es que la gente no te pudo ver?
-Nosotros estamos en otro plano de existencia, solamente nos pueden ver las personas que nosotros queremos, traspaso los planos cuando me toco este amuleto que tengo colgado a mi cuello, por esta acción me puedes ver, pascuato.
Desde lejos ya se podían ver, los barcos de la estación de Retiro, pues ya estaban navegando en el Río de la Plata.
-Bueno, entonces, ¿como es que llegaste a ese ropero?
-Pasó hace poco mas de un siglo, pero me acuerdo perfectamente. Viajé en un barco que iba hacia la Argentina, viaje con inmigrantes, italianos, españoles, portugueses, todos pobres, soñando con encontrarse con la tierra prometida, ilusos. Entonces me quedé en este país y nunca más me fui. Vi con mis propios ojos toda la patética historia de Buenos Aires a lo largo de los años. Estuve setenta años vagando por sus calles, presencié crímenes, golpes de estados y puebladas, ¿y sabes que?, me arté, me cansé de toda su mierda y me metí en la casa donde hace unas horas estabas cautivo, que por entonces estaba abandonada. Allí viví seis o siete años de tranquilidad, hasta que llegó la nueva dueña, la bolsa de excremento que te tenía de esclavo sexual.
-Gladys
-Si, la gorda inmunda de Gladys, intenté de todo para aterrarla y que se fuera de mi casa, pero fue inútil, un ser tan materialista y egocéntrico no puede ver mas allá de sus ojos, todos mis hechizos y conjuros fueron inútiles. Tuve que convivir con ella y con su horrible hijo.
-¿hijo? ¿dijiste hijo?

Las luces del puerto de Retiro ya se dejaban ver. Había pocos barcos anclados, pero se podían divisar varias personas trabajando en la fría madrugada.
-La historia de la gorda y su retoño quedará para otro momento, es hora de que me metas en tu mochila, vayas a la estación de ómnibus y saques un boleto para Frías
-Pero...- Las palabras de Silvio fueron interrumpidas por una bofetada del duende.
Silvio metió a Semper en su mochila y acercó la balsa hacía la orilla. Cuando dió el primer paso en tierra firme, tropezó, y su cara y cuerpo quedaron manchados con sedimentos.
Recibió un sinfín de insultos y maldiciones desde dentro de su mochila.

Continúa.....

20091103

Radar Busnelli - Egregor


Hermano
Te veo atascado en la orilla
Donde estas?
Ya no oigo tus latidos

Vas corriendo en una rueda de hámster
y cada día que pasa es igual al anterior
(obejas corriendo, medicadas, a ninguna parte )
Te estas transformando en piedra.
Pero tienes media hora de descanso.

{guitar solo}

Yo también
camino en el rebaño con un número en la frente
yo también
estoy comenzando a preguntarme
muchas cosas

Y cada dia que pasa...
(obejas corriendo, medicadas, a ninguna parte )

Voy a regalarte
este instante de eternidad
Para desaparecer

{guitar solo}

20091026

Semper Fidelis XI

11. Rastreando al hijo Pródigo.

Luego de la gran tormenta, que duró toda la noche. Frías amaneció soleado. El sol iba evaporando de a poco los enormes charcos que la tempestad formó. En el aire flotaba un vapor maléfico que hacía el vivir insoportable.
Había podido dormir un par de horas. Pero el vapor de afuera había entrado por la ventana y la fue despertando.
Enseguida Josefina saltó de su cama para hablar con sus padres. En la casa ya no había nadie. Entonces salió caminando rápido hacia la despensa. El matrimonio Furesi cumplía a rajatabla todo el ritual de su almacén, con vías a convertirse en mini mercado. Se levantaban minutos antes de que el sol apareciera, para preparar su negocio para otro día de comercio. Trapeaban el pizo, acomodaban los productos en las góndolas y subían un par de precios, mientras bajaban otros, "Y, son las leyes del comercio" repetía incansablemente don Zaqueo. Esto pasaba de lunes a sábado, porque los domingos estaban dedicados pura y exclusivamente a la iglesia.
La joven entró enérgicamente por la puerta de atrás, el local aún no estaba abierto al público, Don Zaqueo estaba acomodándo las carnes en el sector de carnicería.
-Papá, estoy muy preocupada, quiero que me ayudes-
La sorpresiva entrada de su hija, le dio un susto y dejó caer una tira de chorizos al suelo.
-Hija, tan temprano vos por acá, que anda pasando?
-Estoy preocupada por Silvio, hace meses que no he sabido nada de el, ni siquiera recibí cartas de él.
-Ese sin vergüenza, seguro conoció alguna porteña atorranta y te olvidó-
-El nunca haría eso, al menos me hubiese mandado una carta-
-Mija, usted siempre tan ilusa...-
-Me tenés que ayudar a buscarlo-
-Yo no muevo un pelo por ese desagradecido, le pagué el viaje a Buenos Aires, y así es como me paga...-
Trayendo un cajón de cervezas al hombro, la señora Furesi, entró en escena.
-Mamá, vos me entendéis, explique a papá lo que siento por Silvio-
-Ese chico es un desagradecido, estoy de acuerdo con tu padre-
-Mamá, te desconozco.- Dijo la joven, y antes que las lágrimas escaparan de sus ojos, salió corriendo de ese lugar.
Entonces salió rumbeando para la casa de los Bustamante, secándose las lágrimas de sus ojos. Hacía mucho que no los visitaba. Rogaba a Dios encontrar alguna información sobre Silvio. La familia de su amado vivía a veinte cuadras de su casa, en los suburbios de Frías. No se llevaban muy bien con los Furesi. Pero querían mucho a Josefina.
Después de caminar unas largas cuadras, llegó a la casa de los Bustamante. Era una pequeña casa en el fondo, en el patio de adelante, se habían formado arbustos que podían catalogar al lugar como selva. El portón principal estaba abierto, se abría y cerraban producto del viento. La joven se internó y atravesó la jungla que hacía las veces de jardín, escapando de avispas y tábanos. Golpeó la puerta, espero unos minutos. Nadie Respondía. Golpeó nuevamente. No se Oía nada. Entonces decidió entrar.
Eran ya las nueve de la mañana, no había nadie en el comedor, tampoco en la cocina. Visitó los dormitorios, y ahí estaban, los dieciséis hermanos de Silvio aún dormían plácidamente. Cuando se dirigía hacia el cuarto del matrimonio Bustamante, sintió que le tocaron el hombro. La muchacha pegó un grito de susto.
-Pero quien se atreve a entrar tan temprano y sin llamar-
-Soy yo, doña Blanca, Josefina Furesi-
-Ayy bonita, que la trae por acá, hija?
La señora Bustamante lucía como recién levantada. Tenía puesto un camisón y los ojos hinchados.
-Como le está yendo a Silvio en Buenos Aires, desde que se fue no ha mandado ni una sola carta-
-Nosotros seguimos esperando también- dijo la señora,sonriendo.
-Pero, ¿como pueden estar tan tranquilos?- la joven estaba asombrada.
-Lo fatigamos tanto tiempo para que sea algo, que preferimos que sea libre y haga la suya, y que se olvide un poco de nosotros-
-¿Pero no le parece algo extraño, que en dos meses y medio no haya noticias sobre el?
-Es raro, pero conociendo a Silvio, no tenemos nada de que preocuparnos-
-Necesito que me acompañe a la oficina de correo, por ahí existe alguna posibilidad de que las cartas de Silvio hubiesen quedado allí.
-Esta bien-
La señora aceptó. Pero primero pidió tomar una siesta reparadora. Josefina espero sentada y al cabo de una hora se dirigieron a la oficina de correo.

Mientras tanto en Buenos Aires, Gladys volvía a su casa después otra ardua noche de trabajo en el prostíbulo. Fue hasta el cuarto del raptado. La cama estaba destendida y vacía. Sobre el catre, estaban las esposas, abiertas. Desesperada empezó a buscar por todos los recovecos del departamento. No encontró a nadie, solo se escuchaban los ladridos del clan Rotweiller. Fue hacia su habitación. Se acostó en su cama. Empezó a llorar desconsoladamente , lloró un par de horas, Luego se durmió.


Continúa....


20091020

Prospecto

关闭,中断 !!!!!!!

قبالة ، كسر

떨어져, 휴식

на разстояние, почивка

off, přestávka







turn off, break it

Off, перерыв

خاموش ، شکستن

apagar, romper

משם, לשבור

20091006

Love Movie

En una kermes virtual
tus ojos revolotean
te vas durmiendo
rayos de todos los colores
imágenes eternas en cristal

Me muero de ganas de encontrarte
encontrarte y perderme otra vez
te vas alejando
Allá afuera es un espanto
Te dicen todos los dias
Atrapada en los tentáculos
del gran pulpo
en el fondo del mar.

Te invito a ver la realidad
sin lentes de super-market
estamos como el aire que respiramos,
extínguiendonos
amor.

Una vez liberados
pasearemos entre los peces
entre sus colores y encanto
ellos bailaran, cantarán y llorarán
pasearemos invisibles entre los peces.


20090831

Semper Fidelis X


10
Semper Fidelis

Y el reloj mostró que ya eran las nueve de la mañana. Sus ojos estaban empezando a cerrar. De pronto se sintió el girar de las llaves, la dueña de casa había regresado a su dulce hogar e iba al encuentro de su amado. Lo encontró sentado en el catre, pálido y pensativo.
-Hola tesoro, ¿como dormiste?
-En realidad, no he pegado un ojo en toda la noche, he tenido una pesadilla horrible-
-Es verdad, lo noto en tu rostro, tenés unas ojeras terribles, te conviene descansar, yo me voy a dormir, también tuve una noche horrible- y encaró para su habitación.
-Tengo que comentarte un suceso muy extraño que viví esta madrugada, hay algo raro y siniestro en esta habitación- Dijo el muchacho, con agitación.
Pero Gladys ya se había ido a dormir, el ruido de la puerta fue desgarrador.
Entonces omitió el relato de lo sucedido por que era ya inútil. Los ronquidos de la señora no tardaron en retumbar desde la habitación de al lado.
Se recostó y rápidamente el sueño lo venció.
Pasaron varias horas. Gladys despertó. Fue hacía la habitación de al lado. Silvio dormía con pasión, sus ronquidos hacían aullar a los perros.
-Pobrecito, hoy no lo molestaré, necesita descansar bien para estar con toda la energía mañana- y se fué a mirar televisión.
Fué una larga maratón de tv abierta argentina, que duró hasta la noche.
Lo despertó con un beso en la frente, le dejó una bandeja con un sanguche de pebete y gaseosa en la mesita de luz.
-Bueno amor, te dejo la comidita , y me voy que se me hace tarde-
-Gracias- Dijo Silvio, bostezando.
La señora cerró la puerta y nuevamente quedó solo.
Espero una, dos, tres horas. El sueño estaba por ganarle una vez mas. Cuando de pronto se abrieron las puertas del arcaico ropero.
Tras una espeso nubarrón verde, el ominoso engendro se hizo presente. Dio un salto a la cama, se sentó a los pies de Silvio.
-Sss.. Semper?- murmuró el muchacho.
-Ja, veo que te acordas de mí bujarrón, estas haciendo bien los deberes- Dijo la criatura y encendió su pipa.
-Semper, es hora de salir de acá-
-Todo a su debido tiempo, es hora de decirte mi plan- Dió una pitada mas, y tiró el humo al aire, un olor nauseabundo contaminó el lugar.
-Adelante, soy todo oidos- dijo el joven, disimulando una arcada por el aroma del cuarto.
-Bueno, lo primero que haremos una vez que te libere, es irnos de acá, sin despertar a los perros de la gorda, Luego conseguir algo de dinero e irnos a tu ciudad natal-
-Pero si es justo lo que deseaba, trato hecho, vámonos ya- no pudo disimular una mueca de alegría.
-Espera a oir la última parte del trato, falta lo mejor-
-Que es?
-Me tienes que llevar a donde esté esta muchacha-
El duende volvió al ropero, y en un instante volvió con un maletín, lo arrojó con fuerza al pecho de Silvio.
-Ábrelo infelíz, por ahí encontrarás una foto- gritó la criatura.
Abrió el maletín, estaba repleto de piedritas de diamante que brillaban tanto que lo cegaron un poco, bajo estas piedras preciosas, había una foto, cuando la vio bien, se dió cuenta que era una imagen de Josefina, su amor de Frías, y también se dio cuenta que era su foto, que creyó haberla perdido en el día del secuestro.
-Esta foto es mía, que querés con Josefina?-
-Que quiero? quiero secuestrarla, hacerla mi esposa y llevarla para siempre a la tierra de los goblings- Su rostro dibujó una horrorosa sonrisa.
-No, no puedo prometerte eso Semper-
-No tienes alternativa, es eso o quedarte para siempre atado siendo, la presa sexual de una anciana ninfómana, tu decídes- Dijo eso y comenzó a reir despiadamente.
-Esta bien, acepto-
Pensó que era una locura aceptar ese trato, pero también se dió cuenta que era imposible que sucediera, ya que era un duende, además si lograba escapar con el monstruo sería una prueba de que no se había vuelto loco.
-Ahora dame esa foto, devuelta a su lugar porque ahora es mía- Semper la colocó otra vez en el interior del maletín, donde además de los diamantes, había un libro muy antiguo, ''Malleus Malleficarum'', y luego lo cerró.
El gnomo sacó de su bolsillo una llave dorada, y procedió a abrir las esposas.
-Ahora nos iremos, sin abrir la boca ni hacer ruido, oiste?, nos vamos por la ventana y procuremos no despertar a los perros.- Eran las dos de la madrugada del 27 de Mayo.

En Frias era una noche terrórifica, una tormenta se avecinaba. Josefina se levantó agitada de una pesadilla. Corrió hacia la puerta, salió hacia afuera y miró hacia el nublado cielo y dijo:
-Silvio está en peligro-


Continúa......

20090819

Radar Busnelli - Tardes Bermejas





El titán de cristal brama
toda esa carnestolenda
de realidad fantástica
oh! malvado y repugnante mezmerino!
entonces menopáusicas señoras gipan
huyen despavoridas

Hay tardes de humo cobrizo
de zanahorias y supersticiones
Hay tardes en las que solemos estar a salvo
las heridas simulan ser sanadas
en un jardin pelirrojo.

20090814

Páginas Blasfemas



Corría el año 1996. Me encontraba en México. Ese año, el congreso latinoamericano de Literatura se relizó en la Univercidad de Nuevo León, en la bellísima ciudad de Monterrey. Fuí invitado junto a otros novelistas y ensayistas argentinos al evento. Todavía no me consideraba un escritor, pero a muchos les había fascinado mi primer novela "Buscando el Cáliz de la vida en Rabat", recibí afables críticas de escritores reconocidos, candorosos elogios del sector religioso. Aunque en realidad, la novela tenía muy poco, o nada, de religiosa. Era una metáfora sobre la rabia y la defraudación que yo sentía en ese momento sobre las agrupaciones sindicales argentinas. Esa mañana firmé varias decenas de libros a muchos clérigos y sacerdotes mexicanos.
Reconozco que me aburrí bastante en el transcurso del acontecimiento. Estaba organizado tan burocráticamente y con cierto aire de esnobismo, que no fué mucho de mi agrado. Un punto sobresaliente fué el servicio de catering. Delicioso. Disfruté con gusto las diferentes propuestas gastronómicas. Sabrosos ceviches de caracol, suaves huchepos de carne de cerdo, ardientes pero deleitosas enchiladas de mole, para beber una riquísima agua de Tamarindo.
Casi al final del evento, fuí premiado con una placa, como mejor nuevo escritor. Subí al escenario. Di un discurso breve y conciso. Donde en gran parte de el, elogié a la ciudad y a sus comidas típicas. El congreso terminó sin pena ni gloria. En la puerta de la Univercidad me quedé dialogando con una nueva escritora mexicana, muy bonita por cierto, que le habían dado el mismo reconocimiento que a mi. A mi lugar se acerca un sacerdote, estrecha mi mano y me felicita por el galardón que recibí. Mete la mano en su bolsillo, saca un libro y me dice:
-Joven, le otorgo un obsequio muy especial-
Era la sagrada biblia. Yo me preguntaba, que tenía de especial, luego vi la elegante edición que tenía, Tapa y contratapa de terciopelo, señalador de seda, Título de la tapa en dorado.
-Muchas gracias- Le dije amablemente.
-Joven Cosme, lo invito a que nos acompañe al retiro espiritual que estamos realizando en el campo de la capilla de los Dulces Nombres- Dijo, sonriendo.
Acepté la propuesta. No tanto por invitación del obispo sino por que la joven escritora iría también.
Ya dentro del campo, eramos una reunión importante de 30 personas, nos sentamos todos en círculo en el césped, el obispo estaba en el medio. De repente siento unas inquietantes revoluciones desde dentro de mi estómago, Tremendos movimientos internos que estremecían mis entrañas, era la diabólica mezcla de ceviche y la enchilada de mole, que pujaban por conocer el mundo exterior. Solicité cordialmente ir al baño. Fuí acompañado por un monaguillo, dando pazos cortos, abrí la puerta y me abalance sobre el trono. Fué un trance realmente estremecedor. Un gran alivio. Miro hacia los costados buscando el papel higiénico, sin suerte. Ahora miro hacia todo el sanitario buscando, y no lo encontré. Comienzo a transpirar. El cilindro donde debía estar colocado estaba vacío. Busqué algun otro material que se asemeje para realizar el acto. Pero fue inútil. Busqué en mis bolsillos, tenía mis documentos, mi pasaporte, mi billetera, pensé en una media, me maldije por no querer traer una corbata y por olvidar mi pañuelo. Así que lamentablemente la única solución al bochorno fué el obsequio del sacerdote. Abrí el libro y busque, lo que suponía, eran los capítulos menos leídos. Me decidí por la epístola a los Gálatas. Arranque varias páginas. Cometí el hecho y regresé a la reunión. El sacerdote dijo en voz alta:
-Ahora que el hermano Cosme esta de vuelta con nosotros, escuchemos la palabra de Dios-
El padre buscó en sus bolsillos, en su camisa, en sus pantalones, se puso las manos en la cabeza y dijo:
-Pero que distraido que soy, olvidé mi biblia personal en la Univercidad- Y se dió unos pequeños golpes en la cabeza.
De repente se empezó a sonreír se levanto y dijo:
-Pero gracias a Dios, hay un hermano aquí entre nosotros que nos puede ayudar- Y se dirigió hacia donde yo estaba sentado. Estrecho su mano, sonriendo.
-Te la devolveré al final de la reunión- bromeó.
Saqué el libro del bolsillo y se la di, sonriendo nerviosamente. Otra vez empecé a transpirar. El sacerdote comenzó a leer. Todos rezaron. Yo también recé. pedí a Dios para que el cura no leyera la epístola a los Gálatas.


Cosme Sigaly

20090730

Semper Fidelis IX

9. La noche del 25 de Mayo

Fue un día muy agitado para Silvio. Venia ya de una noche de angustiante vigilia, con una lamparita de 100v ardiendole en la cara, (logró que Gladys le deje la luz prendida), pensamientos suicidas, aullidos terroríficos del clan ovejero alemán desde afuera, fugaces sueños cargados de pánico, que terminaban con susurros fantasmales en su oído, en latín, en alemán y otros dialectos indescifrables, que seguia oyendo, aún unos segundos después de abrir los ojos. Esposado sobre los costados de la cama. El horror en su estado mas puro.
Ya entrada la mañana, Gladys llegó. Abrió energicamente la puerta, apagó la luz, abrió la ventana. Los potentes rayos del sol no lograban cambiar el pálido rostro inerte del joven. La señora abrió el antiguo ropero del cuarto. Sacó un viejo pero solemne traje militar. Liberó a Silvio y lo uniformó para la ocasión.
-Te puse el traje de tu padre, ahora vamos a entonar el himno nacional en este majestuoso día- Estaba agitada y por momentos bufaba.
Subió a tope el volumen del tocadiscos y puso la púa sobre el vinilo. El himno estalló. Imponente.
-Ooid Mortaaales el griito sagraado...-
Al ver que Silvio permanecia inmóvil y lleno de pánico, saco de su bolsillo una aguja de tejer y pinchó al joven en un hombro. No le quedo otra alternativa que cantar.
-Oh jureemos por gloria a morir...
-Viva la Patria!- Gritó la señora, realmente eufórica, agitando un puño cerrado hacia arriba.
Luego siguió la habitual rutina de sexo. Aunque esta vez bastante breve. Para el alivio del muchacho, la cópula duró poco mas de media hora. Hacia el mediodía, comieron un abundante almuerzo provisto de locro y empanadas preparado por Gladys. Le siguieron, anécdotas sobre su marido y vino tinto patero, en la sobremesa patriótica.
-Mamá bebió un poquito de mas, y necesita irse a descansar- Dijo, musitándole al oído.
Le esposó una pierna sobre la mesa de luz y Silvio se sentó sobre un Puf al lado de la cama. Ella se fue por el pasillo a su habitación, entre eructos y flatulencias. El también había bebido bastante de aquel Santa Filomena patero, y lo relajó bastante. Se durmió. Al fin logró tener un descanso decente.
Y no despertó hasta cuando Gladys cerró la ventana. Eran casi ya las once de la noche. Al parecer Gladys también había tenido un abultado descanso. Se le había hecho un poco tarde. Colocó a Silvio sobre el lecho del cuarto, esposó sus pies, puzo en su regazo una bandeja con unas cuantas empanadas frías y un jugo de naranja y le dijo.
-Perdona que no te acompañe en la cena, a mamita se le hace tarde para ir a trabajar- Y le dio un húmedo beso en la frente.
-No hay problema Gladys, podrías dejar encendida la luz del cuarto?
-Si, tesoro- Dijo la mujer y se fue dando un portazo.
Comenzó a engullir las empanadas. Cuando estaba por morder la tercera, vio algo que lo hizo perder totalmente el apetito. Una especie de nube verde había abierto violentamente la puerta del viejo ropero y velozmente se había metido debajo de la cama. Se horrorizó. Desesperadamente empezó a sacudirse sobre el catre, jalando impacientemente sus pies, queriéndose escapar de ahí. Solo logró correr unos centímetros la cama.
-No hace falta hacer tanto escándalo camarada! Dijo una extraña voz desde abajo.
-Padre nuestro que estas en el cielo...-El muchacho comenzo a orar, sus labios le temblaban.
-Ja ja ja, realmente esto me supera, creo que debo presentarme- dijo la voz.
Un pequeño ser, de unos treinta centímetros, subió y se sentó sobre la mesa de luz y lo miraba sonriéndole, mofándose de el.
Interrumpió la plegaria, quedó mudo, helado.
La criatura era de un color entre verde y marrón. Su rostro era como el de un anciano, con una barba tupida, ojos deformes, grandes orejas, solamente vestía un pantalón rojo corto.
Pese a que lo intentó. No pudo articular ni una sílaba. Solamente quedo mirando, anonadado al pequeño sujeto.
-Buenas noches Silvio, me presento, me llamo Semper y soy un Gobling
-... Que es un gobling? como sabes mi nombre?
-No tengo ganas de contarte la historia de los goblings así que te digo soy un duende. que es casi lo mismo.
-Hace bastante tiempo que, mediante conjuros mágicos, he estado intentando traspasar los planos de existencia para que me puedas ver, y hoy por fin lo logré- Dijo la criatura dando un salto hacia arriba del ropero.
-No entiendo... de donde venís? Dijo Silvio, confundido.
-De donde vengo no es importante, si no a donde vamos Silvio!
-...Que?
-Te estoy diciendo que tenes la oportunidad de liberarte de esta patética prisión!-Gritó el gobling.
-Por favor! Te lo suplico, liberame ya!
-Todo a su debido tiempo, además necesito contar con tu ayuda también, los goblings cuando hacemos un favor, siempre pedimos algo a cambio-
-Que queres de mi, te doy cualquier cosa, dinero no tengo mucho-
-Quiero que me acerques a algo muy cercano a vos- Murmuró la criatura.
-No hay problema, por favor libérame de este camastro infernal! Gritó el joven, empezando a sollozar.
-Aún no, no es conveniente en este momento y a esta hora- Y del bolsillo sacó una pipa y la encendió.
-Por que no es conveniente? vámonos ya- Dijo gritando, las lágrimas brotaban de sus ojos.
-No seas bujarrón, infeliz- Gritó el duende, enfadado.
Salto arriba de la cama, sobre Silvio, y con una increíble rapidez le propinó una ardiente bofetada en la cara.
-Te voy a pedir otro favor, no quiero volver a presenciar otra muestra de esta pésima mariconeada, porque hago entrar a los perros de la gorda Gladys, para que te acompañen en tus noches- Dijo el diminuto ser. Le dio un par de pitadas a la pipa, y tiró el humo sobre la cara del joven. El humo olía a podrido.
-Esta bien, esta bien, no lo vuelvo a hacer!- Exclamo el muchacho asqueado por el hedor.
-Mañana a la misma ahora, me hago presente y te digo como vamos a llevar a cabo el plan.-Dijo, embocando hacia el viejo ropero.
Silvio permaneció callado.
-Otra cosa, ni una palabra de esto a la bolsa de excremento dueña de esta pocilga- El pequeño monstruo se estaba yendo, sin dejar de dar pitadas a la olorosa pipa.
-Porque?, ella no sabe nada que vivís aca?
-Mirá Silvio, yo no desconfio de tu inteligencia, pero me parece que sos medio pelotudo- Se metió en el ropero, pegando un portazo.
-Espera!, esperá no te vallas!- Grito Silvio.
El pequeño monstruo saco la cabeza y le dijo
-Ahora me tengo que ir a darme un baño, se me ha impregnado tu hedor de infeliz, nos vemos mañana.
Silvio quedó mirando hacia el techo toda la noche. Se rezó de memoria dos Rosarios.

Continúa.....

20090726

Precaución




Un hombre, de noche, camina por la calle rumbo a su casa. Delante de él, a unos veinte metros, va caminando un muchacho. Como es invierno y es muy tarde, ya no hay nadie mas en la calle. Los pasos de ambos resuenan en las baldosas. El hombre tiene la impresión de que el muchacho camina con lentitud para poder acercásele y asaltarlo. Adelante, el muchacho siente, cada vez con mas temor, los pasos de alquien que lo está siguiendo. Ambos caminan hacia la esquina en donde se encuentra un patrullero.
Un policía observa a dos personas caminando en forma sospechosa hacia él. Se baja del auto. Los hombres, al verlo, corren para pedirle ayuda. El policía, asustado, sin decir una palabra, saca su arma. Dispara.





Pequeño relato extirpado del libro "Jabalíes domésticos y cerdos salvajes" de César F. Diaz

20090717

Semper Fidelis VIII




8.Pasó un mes desde que fue secuestrado. Silvio mira hacia el techo. Mira las manchas de humedad, luego al póster de Raquel Mancini. Intenta dormirse, pero le es imposible. La nueva e insospechada vida en casa de Gladys, se convirtió en una experiencia terriblemente atosigante. Es indudable el afirmar que la señora llevaba consigo un severo caso de insanía, con agravantes carnales.
Un día normal, en aquel cautiverio del barrio de La Boca, se resumía fácilmente. Temprano a la mañana, Gladys, que venia de trabajar de Perkings, desajustaba las esposas con las que siempre dormía el muchacho. "Te las pongo por seguridad, mamá te quiere, hay tanto maleante suelto por ahí", solía decirle. Luego lo despertaba con calurosos abrazos y besos. Lo arropaba. A decir verdad, lo uniformaba como un marinero, Silvio tenía quince conjuntos iguales en su nuevo armario. Lo hacía parar frente a un altar con un antiguo cuadro retrato. El del retrato era su marido, también uniformado como oficial de la Marina. Don Pascual nunca había vuelto de Malvinas. Entonces hacía sonar un tocadiscos y empezaba el himno nacional argentino, luego la marcha de San Lorenzo y Gladys cantaba eufóricamente y obligaba a Silvio a seguirla en la patriótica entonación.
Seguidamente sentaba al joven en la mesa de la cocina, le ponía una servilleta en el cuello, y le servía el desayuno, por lo general, abundante, deliciosamente generoso. Al cabo de unos dias, Silvio se dió cuenta que era inútil suplicarle que lo dejara ir o decirle que el no era su hijo. Ella era enfermizamente necia, con el detalle de sus ardientes bofetadas, que propinaba si se la contradecía. Entonces se sumergía en una lagrimeante sensación de impotencia que camuflaba con una dramática mueca de resignación. Gladys padecía una especia de esquizofrenia familiar malsana, pero que sin embargo no le impidía llevar una vida normal, trabajaba y tenia un sueldo digno para sus necesidades. Luego del suculento desayuno, el muchacho era nuevamente desprendido de su vestimenta, ella lo tiraba sobre su cama, prendía una vela roja, un sahumerio y lo sometía a maratónicas sexiones de sexo. Algunas llegaban a ser épicas, llegando hasta las dos o tres de la tarde. Cuando ya estaba atiborrada de tanto placer, colocaba a Silvio entre sus senos o entre sus brazos y se disponía a dormir la siesta. Y ella roncaba. Roncaba como ninguna otra. Luego de unos cuantos horribles dias, el joven suplicó llorando, que lo dejase en otra parte de la casa cuando ella durmiera sus también épicas siestas. La señora accedió. Entonces pasaba el resto del día mirando televisión, o armando rompecabezas, o llorando. Era seguro que no iba a escapar, pues no estaba solo. Silvio convivia con tres perros, una anciana pero no menos feroz ovejero aleman y sus dos hijos, ya adultos, que prácticamente odiaban a Silvio, porque estaban celosos del amor que le brindaba Gladys. Estaban detrás de la puerta, que daba hacia el patio de salida, A eso sumémosle que la señora siempre sujetaba las esposas de los pies en algo. Luego Gladys se levantaba, preparaba la cena, comían juntos y hablaban de política. Le hacía escuchar arcaicos discos de Isabel Pantoja y Pimpinela. Volvía a sujetar sus pies a las patas de la cama. Le daba un tierno beso en la frente. Apagaba la luz y se iba a trabajar.
El hijo de Gladys se había ido de la casa, quince años atrás, y jamas dio señales de vida. Ella lo busco por todas partes. Pero jamas se volvió a saber de el. Quizá esta perdida fuese el suceso detonante de su mórbida locura.
Silvio confiaba que sus familiares en Frías, al no tener noticias sobre el en tanto tiempo. Ya habían salido a buscarlo e hicieron la denuncia de su desaparición a la justicia. En Frías sus parientes, si se preocuparon, pero pasado un mes, optan por no ser tan pesimistas y esperan día a día el cartero. Sentados bajo la candente brisa otoñal del pueblo santiagueño.
A pesar de todo su caricaturesco penar, hay algo que hace días no lo deja pegar un ojo. Silvio comenzó a no despertar con el húmedo beso de la sexagenaria, sino un rato antes, cuando siente que le pinchan los pies. Al principio pensó que eran los feroces canes de la caza. Pero cuando despertó estaba la pieza sola y en silencio, con la luz prendida. Luego se volvió a apagar antes que llegase Gladys. Desde entonces empezó a vivir una serie de fenómenos extraños en ese lugar. Luces que prenden y apagan. Cajones que sierran y abren. El trata de ser fuerte. Cierra los ojos y recuerda a Josefina. Recuerda los ojos y los dulces labios de la bella muchacha. Y por fin logra conciliar el sueño. Hasta que un pinchazo en sus pies, lo vuelve a despertar.


Continuará

20090702

PNN

Es domingo a la mañana. Richard se levanta con resaca efervescente. Conversa un largo rato a solas con su evacuatorio blanco. La estadía en el biorsi apacigua, un poco, su pandemónium estomacal.
Abre la heladera, saca una botella de Goliat Lima, le da un par de tragasos. Sin dejar de manducar, toma el control remoto. Prende la televisión. Se sienta en su dilecto sillón de látex. Es la hora de ver rugir motores, carruajes levantando polvareda, las épicas carreras dominicales.
La pantalla muestra un comercial de Jack Lalanne exprimiendo un pomelo en el canal 187. Debe llegar hasta el canal 56, el de turismo carretera, entonces va bajando, cambiando de canal, con una excitación incontenible. El calor de sus manos y la urgencia hacen que las pilas revienten en el interior del control remoto.
La pantalla queda clavada en PNN en español. Richard intenta cambiar de canal, pero es inútil. En el canal de noticias muestran un grupo de monjes shaolines haciendo una coreagrafía del tema Billie Jean de Michael Jackson, en homenaje al rey del pop, recientemente fallecido.
Empieza a darle feroces golpes al control remoto. Al no tener éxito, arroja el pequeño aparato por la ventana. De pronto, escalofriantes crujidos estremecen su estómago. Corre rápidamente hacia el tocador.
-Ahora, Urzula Pindongana nuestra corresponsal en Nueva Zelanda, nos cuenta como se llevan a cabo los homenajes a Michael Jackson en ese pais...- Ruge la Televisión.


Cosme Sigaly




20090622

Semper Fidelis VII



7.
Despertó mirando hacia el techo. El techo tenía gigantes manchas de humedad, parecían monstruos. Miró a su alrededor. Se encontraba en una pequeña habitación de madera. Había un póster de Raquel Mancini pegado en la pared, ya descolorado y ajado. El rostro de la modelo parecía sufrir por la rajadura de humedad que la quebraba en dos. Se dio cuenta que no podía mover sus brazos, estaba atado con fuerza sobre los costados de la cama. Procuró no entrar en pánico, metió la cabeza dentro de las sabanas. Quedo pasmado al descubrir como estaba vestido, enfundado en una especie de pijama de seda blanco parecido a una mortaja. Una vez mas quizo safarze de las ataduras, pero fue imposible. lo habían maniatado con una fuerza sobrenatural.
Entonces escuchó el giro de las llaves en la puerta. Doña Gladys irrumpió en la habitación, llevaba una bandeja con un vaso de jugo de naranja y un generoso plato de arroz con mayonesa.
-Buenos días pequeño bribón!- Dijo la señora en tono suave, casi susurrando.
-Ehh.. En donde estoy?... como? cuando?- Silvio creía estar en una pesadilla, por eso Intentaba calmarse, pues iba a despertar tarde o temprano.
-Estas en mi casa amor, en la habitación de mi hijo. Te traje la cena.
Gladys desató sus manos. Entonces Silvio pudo sentarse, pero noto que sus pies seguían sin libertad, estaban esposados en la punta de la cama.
La señora cargo una cuchara con abundante arroz.
-Haber, ahí viene el avioncito... ammm-
Casi de prepo, Silvio comió todo, jugo con pulpa incluido.
-¿Que hora es? ¿Que día es hoy?
-Son las diez y media, hoy es domingo amor.
-¿Me puedo ir ya?
-Pequeño bromista, te esperado por mas de veinte años, no te voy a dejar ir jamas, ya nadie nos va a separar- Y de un empujón lo acostó nuevamente en el lecho.
-¿Que dice señora? Creo que usted ha perdido totalmente la cordura- Dijo Silvio ruborizado.
-Mocoso insolente!- gritó Gladys, le pegó un sopapo y con una sorprendente rapidez volvió a maniatarlo.
Seguidamente se subió sobre el, lo destapó y saco violentamente su sexo con sus robustas manos.
-No te voy a perder- Repetía reiteradamente la señora.
Se subió la pollera y se hizo penetrar por el joven raptado.
La satánica cabalgata duró poco menos que media hora.
-No te voy perder- Recalcaba entre jadeos la señora.
Luego de estallar de placer, Le dio un húmedo beso en la frente, se levantó y dijo:
-Hasta mañana mi amor-
-Esperá, ¿podes decirme donde estoy por lo menos?
El sonido del portazo fue implacable.
Silvio se quedo otra vez solo. Por la ventana, la única y pequeña ventana del habitáculo, una luna llena se dejaba ver estoicamente.
Entonces Silvio se puso a llorar, lloró y lloró como hacia mucho no lloraba.
Se sentía sucio, infeliz, usado. Lloró y lloró hasta que se volvió a dormir.

Continuará

20090618

Chau


Fernando Peña
(1963 - 2009)

20090616

Aquella infame caja Mágica.

Realmente es inquietante el poder que tienen los medios sobre gran parte de la sociedad. La television es uno. Es el medio más fantástico y desleal que la humanidad haya visto jamás. Yo se que me dirán: -Cosme, no es un tema nuevo!. Pero me asombra el alarmante nivel de desinterés y conformismo de la mayoría de mi generación, jóvenes, que flotan sin rumbo por este rincón del Universo.
La televisión es fantasía, La televisión vende, La televisión carcome,y aunque nos parezca atroz, Hay que aceptar que gran parte de la masa, se guía, actúa y desempeña con lo que registra de aquella infame caja mágica.
En vísperas electorales la transmisión se convierte en un inestable certamen de berretismo y cinismo. Los noticieros muestran a algunos políticos difamando a colegas, chicanas, murmuraciones que tienen contraofensiva. La Tv hace parecer la campaña electoral, como si fuera la previa de un clásico de fútbol. También hay candidatos que van a programas que lo imitan, o ridiculizan, bailan con bailarinas y muestran su sonrisa de campaña frente a millones de televidentes. Emanando el cinismo que va de acuerdo con esta época.
Algunos políticos en campaña, los mas pudientes, invierten colosales cantidades de dinero en ficticios comerciales, llenos de grandes promesas, a veces, desacreditando a colegas adversarios, también en campaña. Basta con lucir un buen nudo de corbata, una voz clara pero vacía y una sonrisa convincente para toda la teleaudiencia. Para lograr que la gente común, ponga una boleta con su apellido en la urna, desconociendo sus propósitos, por claros u oscuros que sean.







Bajo del 88, encaro hacia la avenida Tegucigalpa. Siento que me tocan el hombro.
-Hola Cosme ¿como andas?
Es Richard, amigo, en realidad amigo del amigo de un amigo.
-¿que haces che? ¿como va todo?
-Acá cansado reclutando gente.
-¿Reclutando gente?
-Si, ahora que estoy en la política, necesito que me apoyen, vos también votame.
-No me digas que estas en un partido político, ¿en cual?
-El de Paez
-Paez, el ruso del tatuaje.
-Si, ese mismo, es un hombre nuevo que puede cambiar las cosas.
-mmm, no parece tan nuevo, acordate que es un empresario.
-Hace como veinte años los sorongistas están en el poder, llegó el momento del cambio, no?
-No deja de ser un empresario, Richard.
En ese momento Richard frunce el ceño, tose, se rasca la barriga y me muestra una boleta de la lista del partido, por ahí estaba su nombre.
-¿vos a quien vas a votar Cosme?
-Yo no voy a votar, la democracia es un chiste.
Saca de su mochila una pila de afiches con la cara sonriente del Ruso Paez.
-Mañana vas a ver toda esta calle pegada con afiches, esto es militancia.
-O sea que llamas militancia a pegar carteles.
-Y si.
-Bueno Richard, tengo que doblar, nos vemos, buena suerte en los comicios
-Gracias.
Richard pegó carteles toda la noche. Yo no pude pegar un ojo.


Cualquier parecido con la realidad, no es coincidencia.

20090613

La Rutina

(...) La rutina, síntesis de todos los renunciamentos, es el hábito de renunciar a pensar. En los rutinarios todo es menor esfuerzo; la pereza oxida su inteligencia. Cada hábito es un riesgo, porque la familiaridad aviene a las cosas detestables y a las personas indignas. Los actos que al principio provocaban pudor, acaban por parecer naturales; el ojo percibe los tonos violentos como simples matices, el oído escucha las mentiras con igual respeto que las verdades, el corazón aprende a no agitarse por torpes acciones. (...)






(...) Acostumbrados a copiar escrupulosamente los prejuicios del medio en que viven, aceptan sin contralor las ideas destiladas en el laboratorio social: como esos enfermos de estómago inservible que se alimentan de substancias ya digeridas en los frascos de las farmacias. Su impotencia para asimilar ideas nuevas los constriñe a frecuentar las antiguas.

Jose Ingenieros (1877-1925)




20090607

Semper Fidelis VI


De a poco fue amaneciendo. Por un hueco de la caja, comenzó a entrar la luz del sol. Vio con mas nitidez lo que le rodeaba. Había sábanas, algunas manchadas con rouge, se mezclaban entre tangas y corpiños.
Cuando sus ojos comenzaban a ceder por el sueño, escuchó el ruido del candado. Gladys había abierto la caja de madera. La luz del sol le había cegado los ojos, solo notaba un espectro oscuro entre la luminosidad.
-¿Como estas nene?- Le dijo la señora, acariciándole la cabeza.
-Necesito vestirme-
-Bueno mi amor, vamos para adentro- Lo tomó de los brazos, lo alzó y lo sacó de la caja.
-Le pido perdón por todas las molestias ocasionadas- Dijo Silvio
-No te hagas problema- Le dijo la señora. Y tomándolo del brazete lo llevó hacia adentro.
Silvio fue dando saltos. Aún tenia puestas las esposas en los pies. Entraron. Reinaba el silencio, el lugar estaba casi vació. Había dos señoritas sentadas en la barra tomando café, que al ver al muchacho semi desnudo, no disimularon una risita pícara.
-Esperame acá un segundo, que te traigo la ropa y tu mochila, y algo para desayunar-
-Gracias...¿Podrías sacarme las esposas de los pies?
Gladys fingió no escuchar y se fue detrás de la barra.
Prefirió no mirar hacia donde estaban las chicas, el pudor hizo que su vista quedase clavada en el pasillo que daba a la puerta de entrada. Notó que estaba abierta. Pensó en escaparse dando saltos hacia la calle, pero rápidamente descartó la idea. Se imaginó en calzoncillos entre una multitud de personas. No quería dar una imagen mas patética de la que estaba dando.
Gladys se acercó con su mochila y una bolsa de consorcio negra. En la bolsa estaba su ropa. Revisó minusiosamente su mochila. Estaba todo. Algunas mudas de ropa, un par de corbatas, la guia T, un retrato de Josefina. Se puso la camisa color turquesa que tenía el día anterior. Pero, obviamente, no pudo ponerse los pantalones, por las esposas. Al hacerle otro pedido por la liberación de sus pies, la señora, otra vez, fingió no escuchar, y se fue atrás de la barra. Volvió con una bandeja, una taza de café con leche, tres medialunas y un vaso de agua. Las dos señoritas le tiraron besos y se fueron del lugar.
En camisa y en calzoncillos, con esposas en los pies, una cálida mañana de domingo, Silvio intentaba desayunar. Estaba en la situación mas extraña de su vida. Le dio algunos mordiscos a una medialuna y tomó un par de tragasos del café con leche hiper caliente que le sirvieron. Gladys seguía sin aparecer.
Terminó el desayuno como pudo. Entre la agitación y el desasosiego. Tragó todo en pocos minutos. A pesar de la hospitalidad de la señora madama, seguía estando privado de su libertad, y recordando lo sucedido hacia unas horas, no tenia idea si estaba alguien mas, además de la obesa señora.
Pasaron algunos minutos, casi años, Gladys volvió. Con su sombra tapó casi todos los rayos de sol que entraban.
-mm... terminaste... estaba rico?
-si, gracias, estaba delicioso, podrías sacarme las esposas?
-¿Porque estas tan apurado bebé?
-Es que me pone nervioso estar sin pantalones, y más, con esposas en los pies.
En ese momento, Gladys puso los brazos en jarra, y le dijo:
-No te pongas nervioso, estamos solo vos y yo, además en unos minutos, ya nos vamos.
-¿Nos vamos a donde?, disculpeme señora, pero creo que cada uno debe tomar su rumbo.
La señora dio un tremendo pisotón al piso de par qué. Hizo vibrar la taza vacía.
-Pero mira que desagradecido que sos, después de lo que hice por vos, acordate que me hiciste una promesa-.Se enfureció.
-Ah... prometo que la vendré a visitar seguido. Pero sáqueme las esposas de los pies, por favor-
-No, vos te vas a vivir conmigo-
-Perdóneme señora, quiero irme-
-Tranquilo, tranquilo bebé, ya te tiene estar dando el efecto del Donormyl.
-¿Que? ¿Que me pusiste? Dijo, con cara de horror.
-Una vez que te duermas, te llevaré a mi casa, te vestiré, te amaré- y dió una especie de pazo de bailarina clásica, su ojo izquierdo comenzó a dar satánicas vueltas.
Silvio sintió que sus párpados comenzaban a pesar. Horrorizado se paró y encaró para la puerta de entrada, que ahora estaba cerrada, dando saltos y pujantes gritos de auxilio. A medida que daba esos pequeños saltos, el cuerpo comenzócele a debilitar, sus ojos no podían mantenerse abiertos. Cayó.
-Que difícil que sos, ya me vas a querer- Sintió que le hablaban de atrás, oyó atronadores pasos que se acercaban.
El quedó mirando hacia la puerta. En la puerta había una horrible sombra que se hacia grande cada ves mas. Se quedo dormido. Gladys lo tomó de las piernas, lo arrastró hacia el estacionamiento, lo metió dentro del baúl de su Renault 12, junto con sus pertenencias.Entró al auto, puso un cassette de Estela Raval en el stéreo. Arrancó.

Continuará.

20090603

Samba al gordo Espíndola - Radar Busnelli

Gordo pata estafa
Suele estar hido
chantaje garantizado
al primer mínimo descuido

Cuando el viento sopla fuerte
recuerda sus pasados rizos
abundante humanidad
de dedos como chorizo

Jocoso y elegante
el esnifa Cafiaspirina
Se estan derritiendo al sol
una tonelada de margarina

Bufando, gipando
lo encontré en aquel lugar
el gran banquete de la Maciza
para el era un altar.


20090531

La maciza - Radar Busnelli (*)

Frenéticos moluscos golpean,
como frontón.

En el barrio le dicen la Maciza
Tipos chanorri motorizados
Han logrado llegar a su durazno
Una rana
la más favorita de mi pantano
No eres digno de ella, me dijo.

Frenéticos moluscos golpean
como Frontón.

En su boda yo estoy hoy
Trapiche en copa y Sibarita
atragantándome.




(*) Banda Indie en proceso.

20090521

Semper Fidelis IV

5. Perking´s





Luego de esa extraña escena, se levantó, se puso su liviana mochila al hombro, y se fue por la avenida Saenz Peña, estaba atardeciendo. Las luces de la noche porteña comenzaban a iluminar un paisaje encantador, gente que iba y gente que venía, estaba comenzando la noche del sábado. Buenos Aires estaba en su salsa.
-Que lindo es Buenos Aires de noche- Se dijo.
Caminó, y siguió caminando. Con una sonrisa de oreja a oreja, sin dejar de mirar de reojo a las señoritas que se cruzaba.
-Las chicas mas lindas del mundo- dijo, y sonrió.
Estaba realmente contento. Era como una abeja recolectándo néctar en un jardin expléndido, libre. Pero en todos los jardines hay sapos.



Había quedado fascinado por las peatonales, optó por un paseo nocturno por ahí, se comió un super pancho con mostazac y papas fritas arriba, vió una pelicula de Jeremy Irons en el Atlas Lavalle, al salir, se lamentó de haberse quedado dormido quince minutos antes de que termine el film. Caminó algunos pasos. Sintió una joven vos sobre su hombro.
-Te queres divertir máquina?
Era un muchacho flaco, alto, vestido de gala.
-Te tomás unos tragos, buena música, hay muchas chicas- guiñando un ojo.
-Si, quiero divertirme, es mi segunda noche en esta ciudad y me gusta mucho bailar, donde es la peña? Dijo Silvio.
-Es aca enfrente, vamos- El lungo, le dió una pequeña tarjeta, decia "Perking´s en relieve naranja.
-La entrada sale 30 pesos, pero porque me caiste super bien te la doy gratis.- le dijo palmeandole la espalda.
-Mirá que no tengo demasiado dinero, me quedaré solo un rato
-Eso decíselos a las chicas después, pequeño brivón- Dijo el joven sonriendo
-Esta bien.
El muchacho lo dejó en la puerta. Entró. Habia otro hombre con traje, este era calvo. corpulento y petiso.
-Buenas noches, me permitiria ver su entrada? le dijo
-Buenas noches- le dio la pequeña tarjeta.
-Bienvenido- y le abrió paso corriendo una cinta roja.

El boliche se veía bien, habia luces azules y luces rojas, se escuchaba música electrónica, aunque estaba medio vacio. Pero la noche estaba en pañales, pensó Silvio.
Lo recibió una señora robusta, con un vestido negro, elegante.
-Como andas querido, sentate ponete cómodo, pedite algo para tomar, tenes una consumición gratis.
-Una caña bien fria por favor- Le dijo, y se sentó.
De pronto, sobre sus rodillas se sentó una muchacha.
-Hola, me llamo Pilar- Dijo la joven y le dió un beso en la mejilla.
-Ho hola soy Silvio- Sorprendido.
Era hermosa. Tenía el cabello color castaño, largo, un cuerpo que rozaba la perfección, su aliento era de frutilla.
Algo en el interior de Silvio, explotó como un volcán. En su pecho, en su cabeza, en su estómago. Quedó completamente rendido ante esa muchacha de ojos gigantes y voz suave.
Estuvieron hablando un rato. Ella le dijo que vino de Santa Fe, a trabajar como modelo y que era de Géminis. El le dijo que venia de Santiago del Estero a estudiar derecho y que estaba perdido en sus ojos.
Luegos de unas cuantas palabras mas, la joven de dijo:
-Vamos para arriba?, vamos a estar mas tranquilos.
-Oh, pero como que no, vamos por favor.


Por una escalera caracol, subieron un piso mas arriba.
Entraron en una habitación pequeña, la ténue luz que irradiaba el velador que estaba sobre la mesa de luz junto a la cama, le daba al cuarto un clima misteriosamente erótico.
La muchacha se arrojó sobre la cama.
-Vení, no tengas miedo, relajate- Y del cajón de la mesa de luz sacó un paquete de condones. Lo abrió con los dientes.
-Vamos, te estoy esperando - Lo llamó con el dedo índice.
Silvio dejó su mochila sobre el costado y se sambuyó sobre la cama.
Fué un rato mágico. Disfrutó cada segundo de pasión, como si fuera la primera vez. Pilar era una experta en el asunto. Lograba sincronizar en cada espasmo de placer del joven santiagueño, sus jadeos de sirena diabólica. El acto carnal concluyó con un alarido desgarrador, a duo.
Quedaron unos segundos acostados boca arriba. La joven encendió un cigarrillo. El se quedó contemplando su cuerpo desnudo blanco y bello.
Al cabo de unos minutos golpearon la puerta. Comenzó a sonar una especie de alarma en la habitación. Aguda, intermitente, horrible.
Pilar se levantó, se vistió rápidamente y dijo.
-Adios Amor, realmente lo disfruté.
Antes de que Silvio contestara, la joven abrió la puerta y se fué del cuarto.
Con la mayor rapidez posible, se vistió y salio tras de ella. Se sentía en el aire, la estela de su hipnótico perfume. Bajando las escaleras se topó con el hombre calvo de la entrada. Que lo detuvo, poniéndole una mano en el pecho.
-Donde vas tan apurado campeón?
-Has visto a una chica bajando las escaleras?
-Si, Pilar acaba de irse. Pero quedate tranquilo amigo, que la noche es joven. Te pido por favor que te acerques a recepción y preguntes por Gladys.
Completamente furioso y confundido, Silvio bajó.




-Hola que tal, soy Gladys, como te fué lindo? Era la misma señora robusta que habia visto tiempo atras.
-Me quiero ir de aca.
-Bueno, tenias la entrada sin cargo, la bebida que bebiste tambien sin cargo, estuviste una hora con Pilar, Una de nuestas mejores chicas vip, en fin, son $300 pesos.
-Trescientos pesos de que? No me tome por estúpido por favor.
-Querido, no te diste cuenta de que esto es un cabaret? Dijo Gladys casi sonriendo.
Silvio quedó helado. De pronto se acercaron dos hombres, era el calvo de smoking y otro señor, morocho, alto, muy bien vestido tambien.
-Algún problema Gladys? Dijo el señor alto y moreno.
-Eh... solo un malentendido aca con la tarifa, nada importante- Dijo Gladys
-¡Yo no pienso pagar un centavo, me voy de aca!. Gritó Silvio enfadado. y encaró hacia la salida.
En ese momento sintio que lo tomaban de los hombros. Era el morocho alto.
-¡Soltame, la puta que te parió! gritó e intento sacarle la mano.
El morocho lo tomo del cuello, lo suspendió unos segundos en el aire y lo arrojó donde estaba parado el calvo, que lo recibió con una tremenda patada en el estómago.
Silvio cayó al suelo. Sin respiración.
-Ahora vas a ver lo que le hacemos a los que se hacen los cancheritos como vos- dijo el negro y le pegó otro puntapié, en el pecho.
Lo levantaron, y lo llevaron hacia arriba, en otra habitación, era fría y oscura. Lo desnudaron. Le ataron una correa de cuero en el cuello, le pusieron esposas, en las manos y en los pies y le tiraron un balde de agua encima.
-Dentro de un rato comienza la diversion para vos, cocorito- Pegaron un portazo y se fueron riendose a carcajadas.



Pasaron algunos minutos. Otra vez se abrió la puerta. Era Gladys.
-Nene, si me hubieras seguido la corriente, esto no pasaba- Dijo la señora con los brazos en jarra.
Silvio no hizo mas que mirarla. Con sus ojos tristes.
-Te propongo un trato. Si aceptas irte a vivir conmigo un tiempo. Te salvo de estos animales-
-Que... que me van a hacer? Silvio Temblaba.
-Cosas horribles, odio cuando hacen esto, déjame salvarte.
-Si, por favor, no quiero sufrir mas- aceptó.
Gladys sacó un gran llavero de su bolsillo y le habrió las esposas de los pies. De la mano lo sacó de aquel cuarto horrible.
-Aprovechemos ahora que estan tomando unos tragos- Dijo la señora.
Bajaron las escaleras, entraron a una puerta que daba hacia un patio pequeño, en el patio habia una gran caja de madera con ropa y sabanas.
-Escondete aca adentro,no hagas ningun ruido, aca nunca te van a encontrar- Le dijo. Luego lo alzó y lo dejó dentro de la caja.
-Quedate tranquilo, luego te vengo a buscar- y cerró con candado la caja.
Silvio quedó encerrado, en aquel habitáculo oscuro. Maldiciendo su suerte. Defraudado consigo mismo por ser tan ingenuo. Los cabarets de Buenos Aires, estaban lejos de parecerse a los piribundines de Frias, Donde el servicio era ameno y Rápido. Recordaba las noches en "El Hornero", las partidas de truco y el vino con soda.
Estaba temblando, hacia frio. De vez en cuando se abria la puerta del patio.
No pudo pegar un ojo en toda la noche.




Continuará.