20160813

"Cosas del cosmos"

Habíamos ya pasado la zona del centro del pueblo y nadie había pronunciado palabra alguna. El potente rastrojero de Membrillo enfiló por la calle de tierra de atrás del galpón del garca Riky.
-Ahora son como dos kilómetros mas para adentro muchachos- dijo, rascándose la mejilla llena de esa barba pelirroja.
-Contaminación lumínica Cosme, es nuestra mayor enemiga, la puta urbanización!- Dijo, casi gritando. Le respondí meneando la cabeza en señal de indignación y le pegué un par de sorbos al brebaje que había preparado el Golo.
Viscoso, misterioso y potente era el elixir creado por el joven. Tragué con ardor y pasé la cantimplora para el asiento de atrás.
-Yo, paso- el gringo Spíndola no quiso saber nada con el agasajo, además notaba en su cara cierta palidez y preocupación que hacía creer que no estaba muy tranquilo con la operación. A todo esto Golo, que hasta ahora venía viajando con la cara apoyada en la ventanilla mirando el paisaje, me arrebata la cantimplora y comienza a darle desesperados sorbos a la pócima, dejando caer una linea líquida bordó por ambas comisuras labiales. Luego de un atronador eructo pasa el brebaje a las manos del conductor. 
-Hijo de puta, pendejo, te pasaste con el vermú- exclamó Membrillo mirando a su primogénito por el espejo. 
El clima se prestaba para el procedimiento, noche azul, sin rastros de nubes y luna nueva. Pero la atmósfera del interior de la camioneta era otra. Aquel  tenso episodio que ocurrió horas antes en lo de Membrillo casi hizo suspender el plan. Idea planteada por mí y que fue denegada categóricamente por Membrillo. "Las cosas de la ciencia, del mundo desconocido, del cosmos son impostergables" me decía hace algunos meses en medio de una morbosa borrachera.
El conductor frenó de golpe frente a la fachada de la planta de energía electrica. Iluminada con una ténue luz amarilla que escupía una gigantesca torre, parecía abandonada.
-Bueno Gringo, acá está tu gracia-. Dijo Membrillo, acomodándo el espejo retrovisor.
-Mm creo que no me animo Membo, mirá si pasa lo de otra vez!
-No empecemos con mariconeadas papá, no tenemos toda la noche!. Exclamó con euforia y me pidió que sacara una bolsa de papel que viajaba en la guantera. Se la dí. Entonces se la tiró en las manos de Spíndola y dijo:
-El gordo Pineda creo que va estar chocho con esta docena, apurate que todavía parecen calentitas gracías al calor del motor.

20100521

Semper Fidelis XVIII

19.
El auto circulaba por la avenida Del Libertador velozmente. Cuando llegaba el cruce de la avenida Ramos Mejía, Don Regelio frenó en seco.
-Bueno, aca llegamos, sin pena ni gloria. Ahora bajensen rápido antes de que se avive alguien, yo no los vi y ustedes no me vieron, estamo?
-No se preocupe señor, gracias por el aventón y que Dios lo bendiga.
Josefina tomó de la mano a Silvio y salieron del coche.
-Supongo que ningún micro saldrá hasta entrada la mañana, así que tenemos un buen rato para decidir nuestro destino. La joven hablaba con una seguridad notable. Silvio se limitaba a observarla en silencio, trataba de ignorar al duende que ahora se interponía entre ella y el. Aunque le costaba horrores.
-Dejamos a este infeliz en el primer pueblito de mala muerte que encontramos y vos y yo nos casamos y nos vamos a vivir a Irlanda. Esbozaba inútilmente la alimaña, que no se despegaba de Josefina.
La noche estaba helada pero seca. Las estrellas titilaban débilmente en el cielo sin nubes debido al smog y a las luces de la estación. En las paradas de los ómnibus, un puñado de gente esperaba con paciencia, algunos sentados en el cordón de la calle, otros dormitaban en el suelo con lechos improvisados en el momento. Como a treinta metros se encontraban los choferes de los micros, holgazanes y rechonchos unos jugaban a los naipes y tomaban mate y algún otro también dormitaba. Sentado sobre el cordón, Silvio esperaba a Josefina que se había ido a las boleterías a consultar por los viajes. Pasaron alrededor de quince minutos y la joven volvió con dos vasitos de plástico llenos de café negro y Semper siempre al lado de ella, como hipnotizado.
-Toma Silvio. La joven le dio un vasito y se sentó junto a el.
-Estuve averiguando, ningún micro va hacia yo quiero ir, lo mejor sería tomarnos el tren que va a Córdoba que sale a las cinco y media.
-¿Adonde quieres ir Josefina?
-Tengo una amiga por correspondencia en Calamuchita, es en Cordoba, mi idea es quedarnos ahí hasta que las aguas se calmen.
-¿Amiga? ¿Calamuchita? ¡Las de fiestas que vamos a tener con tu amiga! Se me hacen agua los genitales. Exclamó Semper.
-Me parece buena idea. Dijo suavemente Silvio.
-Bueno, ahora que estamos un poco mas tranquilos, me vas a contar que te pasó en estos meses y porque estabas en un manicomio...
-...Si... es una larga historia
-Esto no me lo pierdo. Dijo el duende y se sentó frente a ellos como si fuera a disfrutar de un recital o una obra de teatro.
Entonces Silvio comenzó a relatar su historia con una memoria fotográfica increíble. Omitió por pudor su contratiempo en el cabaret del centro. Dijo que una patota lo había interceptado lo había robado y golpeado y una dulce anciana le ofreció asilo en su casa. La dulce anciana representaba a Gladys. Entonces el joven comenzó a contar, esta ves sin pudor, todo lo acontecido en aquella casa del barrio de la Boca. Narró todo con lujo de detalle, entre las lagrimeantes carcajadas del duende. Luego paso a contar las peripecias de la huida de aquella casa, su detención y su posterior internación en el Santa Mónica sin omitir ningún dato.
-Realmente es terrible todo lo que te pasó Silvio, me siento muy apenada, pero lo del duende, por mas que me esfuerce no te lo puedo creer. Dijo la muchacha, acariciándole las orejas.
-No te preocupes hermosura, ya vas a creer. Dijo la alimaña poniéndose esta vez de pie.
-Tal vez tendrías que hablarlo con un profesional, cuando lleguemos a Cordoba, si querés te acompaño a un especialista para tratar esos temas.
-Especialista, especialista, este lo que necesita es tener sexo! gritó Semper.
-Tal vez tengas razón, puede que también mi mente me juegue trampas, pero cuando lleguemos a Córdoba todo va a cambiar, ya vas a ver.
-Espero que mi amiga tenga suficiente espacio para tenernos un tiempito hasta que cada uno encuentre su nuevo rumbo.
-¿Nuevo rumbo? ¿No vamos a vivir juntos?
-Bueno... Silvio, me parece que deberíamos hablar esto en otro momento, no te parece?
-El momento es ahora Josefina, vos me querés?
-Te quiero Silvio, te quiero mucho, te quiero como un hermano. Mi amor por vos es difícil de explicar, pero si pasamos de esta raya, puede que no seamos felices, somos personas muy distintas.
-Pero Josefina, yo te amo, todos estos días que estuve en esta condenada provincia, no dejé de pensar en vos, incluso este maldito viaje lo hice por vos, sos mi vida Josefina y si no estoy con vos no creo que viva mucho tiempo. Yo solo vivo por vos.
La joven extendió sus brazos y puso su cara sobre el pecho de Silvio.
-Silvio sos muy tierno, estoy algo cansada, tengo sueño, cuando sean las cinco me despertás si? y seguimos hablando. Dijo esto y plácidamente cerró sus ojos.
-¡Sos un infeliz, un fracaso me da asco verte! el duende fue lapidario.
El joven abrazó a la joven y apoyo su cabeza contra la suya. Soportó estoicamente las ganas de llorar. Trató de disfrutar cada segundo, minuto de estar con la joven. Sabía que la iba a perder. Así se hicieron las cinco de la mañana. Entonces la despertó y fueron hacia el andén.


Continúa....

20100514

A un soñador


Reconozco tu rostro,tranquilo y pálido,

en el reflejo luminoso de la vela;

La negra sombra de tus párpados,bajo esa cortina

Están los ojos que no ven utilidad a este mundo.

Y mientras observo,ansío conocer

Los caminos por donde tus sueños van,

las tenebrosas regiones que tu imaginación ve

Con los ojos velados por la rutina y por mí.

Pues del mismo modo,yo contemplo en sueños

cosas que mi memoria no podría guardar,

y desde la penumbra intento vislumbrar

las imágenes que aparecen ante tus ojos.

Yo,que demasiado bien conozco la cumbre de Thok;

Los valles de Pnath,donde los sueños se reúnen;

Las criptas de Zin;y así pienso

porqué tus rezos se dirigen a la llama de la vela.

¿Pero,qué es lo que se desliza quedamente

sobre tu cara y tus barbudas mejillas?

¿Qué miedo distrae tu mente y tu corazón,

y te hace llorar con repentino temor?

Viejas visiones se despiertan...Ante tus ojos

brillan las oscuras nubes de otros cielos,

Y por alguna demoniaca perspectiva

Me veo flotar por sobre la noche encantada.


HP Lovecraft

20100405

Semper Fidelis XVII



18.
Sigilosamente salieron hacia afuera por el ventiluz del baño. Dando pasitos cortos cruzaron el oscuro y tenebroso patio del manicomio. Ella tomó su mano, entonces el iba perdiendo de a poco el canguelo que lo invadía. Ni en sus pensares mas optimistas imaginó que alguien lo iba a venir a buscar, y menos Josefina. Desde su cautiverio dejó de soñarla desnuda de ropas y empezó a tener angustiantes pesadillas en las que veía a Josefina de punta en blanco cazándose con Esteban Uchi, el patético pelirrojo empleado de Don Bustamante, el prometido de Josefina, según propias palabras de Don Zaqueo. Quería gritar pero de su boca solo salía aire, quería avalanzarse sobre ellos pero siempre quedaba en el mismo lugar, entonces Josefina y Uchi lo miraban riendo a carcajadas, luego el despertaba y comenzaba a llorar.
Pero allí estaba ella. Junto a el. La luz de la luna iluminaba su rostro y la hacía mas hermosa.
-Tenemos que apurarnos, tenemos que irnos lo mas lejos posible.
-¿Viniste sola?.
-Si, es mas, me escapé y robé plata del negocio.
-Estamos en problemas, tu padre moverá cielo y tierra por encontrarnos, tenemos que volver para Frías, para explicarlo todo.
-No seas pajuerano Silvio! si volvemos a Santiago nos queman en la hoguera, mi padre seguro que te acusa de ser el ladrón y yo me tendré que casar con el idiota de Esteban.
-Creía que ya te habías casado con él.
-Quedate tranquilo, no me tocó ni una teta.
-Ahi parece que viene un taxi...
Ya estaban afuera del predio. Junto al arcaico portón del hospital psiquiátrico. Cuando una brillante luz de un auto los encegueció. No era un taxi. La muchacha le hizo señas para que pare el vehículo. El auto se detubo.
-Señor, ¿nos podría llevar?
-Si nena, no se que hacen acá pero se van a congelar con el frío que hace, suban.
Con prisa, entraron al automóvil. Se sentaron en el asiento trasero. Horrorizado, Silvio observó como el duende Semper trataba de meterse por la ventana.
-Rajá de acá, enano de mierda!. Exclamó Silvio e inútilmente le dio un puñetazo a la ventana.
-Pará flaco me vas romper los vidrios ¿que mierda te pasa?. El rostro del anciano conductor empezó a ruborizarse.
-Silvio, ¿te podés calmar?. Le dijo Josefina, tocándole suavemente el hombro.
-Jose, hay una cosa que no te conté, desde que estoy en esta ciudad de mierda una alimaña no deja de ostigarme.
-No te preocupes, ignorala, seguro te va a dejar de molestar.
-Mirá que es viva esta putita eh! que voz que tiene, como me calienta. Exclamo el duende guiñando un ojo a Silvio, que le tiró una piña y golpeó el asiento del acompañante.
La cara del viejo se ruborizaba mas y mas, empezó a vigilarlos desde el espejo retrovisor.
-Señor, por favor, nos podría llevar hasta la estación de Retiro.
-Mira nena, aparecen en medianoche vos y este loco que me va a romper el auto, que por la pinta lo sacaste del manicomio ese donde estaban...,
-No se lo voy a permitir. Exclamó Silvio.
-Silvio, dejame esto a mi- Le dijo la joven pellizcandole las piernas.
-Así se habla mi negra!. Dijo el duende, que ya se encontraba sentado bajo las piernas de la joven.
-Señor, por favor se lo pido, tenemos que llegar cuanto antes a Retiro.
-Me parece que no van a una fiesta de disfraces, ustedes andan en algo jodido o me equivoco?.
Josefina abrió su bolso y saco un billete de cien pesos de la parva que tenía sostenida con una gomita y dijo:
-Tome, y por favor apúrese.
-Esta bien nena, pero si para la cana o algo, te voy avisando que voy a desembuchar todo eh!
-No hay problema, es usted muy amable señor.
-Que mujer! exclamo el duende.
Don Rogelio, el conductor, aceleró.


Continúa....

20100318

Huesos desnudos


Veo tus huesos desnudos.
Huesos perforados, delicadamente ordenados en una mesada.
Te miro y te reconozco.
Veo tus huesos desnudos, recorro tus miembros delgados, no quiero que tomes frío... entonces te arropo.
Te arropo con tu primer grito en una clínica de París a la hora de la siesta del verano del ’54.
Te arropo con la sal del ancho mar que nos transportó a tierras desconocidas y argentinas.
Te arropo con la ascendencia que siempre te confirió ser el mayor de nueve hermanos.
Te arropo con aquel pulóver rojo igualito a mi pulóver rojo y al pulóver rojo de nuestra única hermana mujer tejido con incansables manos de madre.
Te arropo con el corte de flequillo recto y nuca tapada, especialidad paterna para tus hijos varones.
Te arropo de cowboy y de tus furibundos ataques con disparos de cebita, persiguiéndome entre los maltratados malvones del jardín. Por fortuna, siempre corrí más ligero que vos.
Te arropo con tu camiseta blanca cruzada por una banda roja, disputando el mismo balón de cuero número cinco, yo con los colores de Boca bien pegados al pecho.
Te arropo de uniforme escolar, de monaguillo, de mochilero, de apasionado por los números, de inquieto estudiante universitario, de naciente militante revolucionario.
Te arropo con las canciones de Daniel Viglietti para juntos volver a entonar la cubana “Canción del elegido”, esa que dice “Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”.
Te arropo para nuestros encuentros furtivos cuando el país ya era una gran trampa y vos un clandestino más.
Te arropo con tu único saco rústico, azul, gastado, y con tu postrera y ojerosa sonrisa frente al objetivo en el invierno del ’76.
Te arropo y vuelvo a desvestirte de galante amante de Cristina, tu compañera.
Te arropo con los plomos que te apagaron y ahora se vuelven contra quienes te quisieron ocultar por siempre.
Te arropo con los yuyos y las moscas de Carreras, con la tierra de Melincué que abonaste con tu carne dolida, con las flores sobre tu tumba posadas por manos desconocidas para muertos desconocidos.
Te arropo con los guardapolvos blancos de niños y docentes empecinados en ponerles nombres a los habitantes más anónimos del paraje.
Te arropo con seis gotas de mi sangre para que tus huesos y mi plasma se fundan en un mismo e irrefutable ADN.
Te arropo con la mano amiga de quienes te encontraron, te desenterraron, te cuidaron, te devolvieron una identidad y una familia.
Te arropo, te vuelvo a desvestir y te llevo conmigo.
Hermano, amigo, compañero.
Partamos en busca de más huesos desnudos, que quedan tantos por hallar.



(Una carta de Eric Domergue a su hermano Yves, secuestrado y desaparecido durante la dictadura a los 22 años, leída ayer en la Iglesia de la Santa Cruz)

20100311

XVI


La Huida

Atravesó de nuevo el pasillo pintado de humedad. Estaba angustiada. Caminó ligeramente hacia la entrada. Cuando llegó a la recepción se encontró con un espectáculo repulsivo, la vigiladora estaba durmiendo despiadadamente sobre su silla. Sus ronquidos producían un eco maléfico en el lugar. Con el radio entre sus manos y su boca abierta y ensalivada como una grotesca bella durmiente que pacientemente espera el beso de un príncipe. Josefina fingió toser, para despabilarla. No tuvo suerte. Por un momento pensó en sacar las llaves del bolsillo de la guardia, volver al pabellón dos, sacar a Silvio y escapar por las narices de la vigiladora. La idea no era tan descabellada. Tocó el hombro de la uniformada, otra vez sin suerte. Entonces lo apretó un poco más y lo sacudió. La mujer dió un salto y pegó un alarido aterrador.
-¿Que haces? ¿Estas loca piba?
-Disculpe, es que intenté varias formas de despertarla y esta fue la que encajaba más en su situación, créame.
La vigiladora la miró frunciendo el seño.
-Necesito saber cuando es el horario de visitas para poder volver, por favor.
-El horario de visitas es a las tres de la tarde.
-Gracias, ¿le puedo hacer una pregunta?
-Claro
-¿Recuerda cuando perdió el amor por su trabajo?
-¿Vos me estas cargando flaca?
-No se enoje, guarde sus energías cuando la despierte un doctor de aquí o en el peor de los casos un interno- Josefina sonrió amistosamente.
-¿Que querés nena? estoy haciendo doble turno, hace cuarenta horas que no me acuesto en una cama, todo sea por ganar un poco mas de guita, además no creo que me pesquen, acá no viene ni el loro, menos de noche, el único doctor que tiene esta pocilga viene al mediodía, firma algunas cosas y se va un rato después de que se vayan las visitas, así están las cosas.
-¿Y si hay algún problema dentro de los pabellones?
-Les tiro una bolsa de chupetines.
-...
-Se calman con eso... te agradecería que lo que te cuento no saliera de acá, te cuento esto porque tenes cara de buena piba y me entendés-
Josefina echó un vistazo a su credencial.
-No se preocupe vigiladora Solís, soy una tumba, la veo mañana a las tres y otra vez disculpeme por arruinar su siesta, que tenga una buena noche.
-Nos vemos piba...
Pegó media vuelta y enfiló hacia la puerta. La guardia de seguridad quedó pensativa.

La idea loca de irrumpir en el manicomio y llevarse a Silvio iba creciendo cada vez mas en su mente. Caminaba por la vereda y meditaba la situación, si era correcto o no hacerlo. En Frías seguro ya la estaban buscando y la situación se podía agravar bastante si don Zaqueo se entera que ella sacó tres mil pesos de la caja fuerte de la familia. No había vuelta atrás, incluso el hecho de meterse en un hospital y llevarse a un paciente parecía el mas menor de los delitos.
Al cabo de unas cuadras la decisión estaba tomada. Volvería al hospital cerca de la medianoche. Primero tendría que hacer tiempo. Como si Dios estuviera al tanto de su aventura, se topó con la fachada de un pequeño hotel. Entró y pidió una habitación. Cerró la puerta con llave y tiró el bolso con sus cosas y el dinero sobre la modesta cama de madera.
-Tres mil pesos... lo suficiente para empezar una nueva vida... eso creo- murmuró.
Durante cuatro horas estubo diagramando los pormenores del plan, aspectos positivos y negativos, practicamente no se dejo detalles librados al azar.
A las once y cuarenta de la noche salió decidida hacia el nosocomio. Caminaba rápido, casi corriendo. Estaba al filo del peligro, pero ella se sentía como nunca. La adrenalina la recorría entera como un tren bala japonés. Sujetaba con fuerza su bolso, lo llevaba sobre el pecho. Afortunadamente no se topó con ningún obstáculo en el camino.
Llegó hasta la fachada del nosocomio. Sin dudarlo se trepó a la reja oxidada y vieja y pasó para el otro lado. Caminó por el oscuro jardín del patio de la entrada. Fingió no escuchar a una lechuza que le chistó cuando pasaba sobre su cabeza. Gateando, sigilosamente se acercó hacia la puerta de vidrio, hechó un vistazo a la recepción y tal como planeaba, la vigiladora estaba durmiendo plácidamente. Con el radio entre sus manos y la boca abierta como la garganta del diablo. Lógicamente la puerta estaba cerrada, entonces fue hacia el costado del edificio y se metió por el ventiluz de uno de los baños. Su cuerpo delgado no tuvo problemas en pasar. Para no hacer ruido se sacó los zapatos y los puso en su bolso. Localizó el pabellón donde habían encerrado a Silvio y despacio se dirigió hacia la recepción. Unos cuantos pasos antes de llegar ya se empezaba el atronador sonido del ronquido de la guardia. Josefina la miró atentamente. Podía cantar Kilómetro 11 o bailar un baile tap tap delante de la robusta mujer y nada interrumpiría sus sueños. Sin problemas tomó las llaves que estaban sobre la mesa y con prisa fue hacia el pabellón número dos. La puerta no tenía vidrio así que desconocía la escena con la que se iba a encontrar. Antes de venir pasó por un quiosco y compró una gran bolsa de chupetines siguiendo recordando lo que había confesado la vigiladora, por si las dudas. Hizo girar las llaves y abrió la puerta.
Se encontró con un panorama bastante tranquilo. Los once internos estaban viendo la televisión donde Marcelo Tinelli los hipnotizaba con sus alaridos y Silvio estaba sentado sobre su cama. Lentamente se acercó hacia el. Cuando el muchacho la divisó ella se puso el dedo sobre el labio pidiéndole que no haga ruido. Se abrazaron.
-Silvio, nos tenemos que ir ya
-Pp pero vamos a estar en grandes problemas!.
-No seas pajuerano, toma mi mano y trata de hacer el menor ruido posible.
Antes de salir, Josefina dejó la bolsa de chupetines en el suelo y cerro con cuidado la puerta. Devolvió las llaves a recepción y salieron por el ventiluz del baño.
-Tratemos de salir de aquí y busquemos un lugar para dormir esta noche.
-Por mas que te esfuerces ella no podrá escucharte infeliz! gritó el joven.
-¿Con quien hablas Silvio? ¿Que te pasa?
-Oh, eeeh, es una larga historia, te explico en el camino.


Continuará

20100302

Diccionario del Nuevo Orden Mundial Parte 2



historia. El 12 de octubre de 1992 el Nuevo Orden Mundial cumplió 500 años.


ideologías, muerte de las. Expresión que comprueba la definitiva extinción de las ideas molestas y de las ideas en general.

impunidad. Recompensa que se otorga al terrorismo, cuando es de Estado.

intercambio. Mecanismo que permite a los países pobres pagar cuando compran y cuando venden también. Una computadora cuesta, hoy día, tres veces más café y cuatro veces más cacao que hace cinco años (Banco Mundial, cifras de 1991.)

life, american way of. Modo de vida típico de los Estados Unidos, donde se practica poco.

mercado. Lugar donde se fija el precio de la gente y otras mercancías.

mundo. Lugar peligroso «A pesar de la desaparición de la amenaza soviética, el mundo continua siendo un lugar peligroso.» (George Bush, mensaje anual al Congreso, 1991.)

mundo, mapa del. Un mar de dos orillas. Al Norte, pocos con mucho. Al Sur, muchos con poco. El Este que ha logrado dejar de ser Este, quiere ser Norte, pero a la entrada del Paraíso un cartel dice: Completo.

naturaleza. Los arqueólogos han localizado ciertos vestigios.




orden. El mundo gasta seis veces más fondos públicos en investigación militar que en investigación médica. (Organización Mundial de la Salud, datos de 1991.)

poder. Relación del Norte con el Sur. Dícese también de la actividad que en el Sur ejerce la gente del Sur que vive y gasta y piensa como si fuera del Norte.

riqueza. Según los ricos, no produce la felicidad. Según los pobres, produce algo bastante parecido. Pero los estadistas indican que los ricos son ricos porque son pocos, y las fuerzas armadas y la policía se ocupan de aclarar cualquier posible confusión al respecto.



veneno. Sustancia que actualmente predomina en el aire, el agua, la tierra y el alma.

20100219

Incoherencias

(...)
Durante aquel período no pudo nunca reconstruir el semblante de Elsa.
-Se había alejado tan misteriosamente de mi espíritu, que me costaba un gran esfuerzo recordar los rasgos de su fisionomía.
Luego dormía o cavilaba. Refiriéndose a esos tiempos, Erdosain me decía:
"Yo creía que el alma me había sido dada para gozar de las bellezas del mundo, la luz de la luna sobre la anaranjada cresta de una nube, y la gota de rocío temblando encima de una rosa. Mas, cuando fui pequeño creí siempre que la vida reservaba para mí un acontecimiento sublime y hermoso. Pero a medida que examinaba la vida de los otros hombres, descubrí que vivían aburridos, como si habitaran en un país siempre lluvioso, donde los rayos de la lluvia les dejaran en el fondo de las pupilas tabiques de agua que les deformaban la visión de las cosas. Y comprendí que las almas se movían en la tierra como los peces prisioneros en un acuario. Al otro lado de los verdinosos muros de vidrio estaba la hermosa vida cantante y altísima, donde todo sería distinto, fuerte y múltiple, y donde los seres nuevos de una creación mas perfecta, con sus bellos cuerpos saltarían en una alfombra elástica"
-Entonces le decía: "-es inútil, tengo que escaparme de la tierra"



Fragmento de "Los siete locos" de Roberto Arlt

20100211

Diccionario del Nuevo Orden Mundial Parte 1


Por Eduardo Galeano

Apartheid. Sistema original de Africa del Sur, destinado a evitar que los negros invadan su propio país. El Nuevo Orden lo aplica, democráticamente, contra todos los pobres del mundo, sea cual fuera su color.



Bandera. Contiene tantas estrellas que ya no queda lugar para las barras, Japón y Alemania estudian diseños alternativos.

Comercio, libertad de. Droga estupefaciente prohibida en los paises
ricos, que los paises ricos venden a los piases pobres.

Costos, calculo de. Se estima en 40 millones de dólares el costo mínimo de una campaña electoral para presidente de los Estados Unidos. En los paises del Sur, el costo de fabricación de un presidente resulta considerablemente mas reducido, debido a la ausencia de impuestos y al bajo precio de la mano de obra.

Creación. Delito cada vez menos frecuente.

Cultura universal. Televisión.





Desarrollo. En las sierras de Guatemala: No se necesita matar a todos. Desde 1982, nosotros dimos desarrollo al 70% de la población, mientras matamos al 30% (General Héctor Alejandro Gramajo, ex ministro de Defensa de Guatemala, recientemente graduado en el curso de Relaciones Internacionales de la Universidad de Harvard. Publicado en Harvard International Review, edición de primavera de 1991).

Deuda externa. Compromiso que cada latinoamericano contrae al nacer, por la módica suma de 2 000 dólares, para financiar el garrote con el que será golpeado.

Dinero, libertad del. Dícese del rey Herodes suelto en una fiesta infantil.

Gobierno. En el Sur, institución especializada en la difusión de la pobreza, que periódicamente se reúne con sus pares para festejar los resultados de sus actos. La ultima Conferencia Regional sobre la Pobreza, que congrego en Ecuador a los gobiernos de América Latina, revelo que se ha logrado condenar a la pobreza a un 62,3 por ciento de la población latinoamericana. La Conferencia celebro la eficacia del nuevo Método Integrado de Medición de la Pobreza (MIMP).

Guerra. Castigo que se aplica a los piases del Sur cuando pretenden elevar los precios de sus productos de exportación. El mas reciente escarmiento fue exitosamente practicado contra Irak. Para corregir la cotización del petróleo fue necesario producir 150 mil daños colaterales, vulgarmente llamados víctimas humanas, a principios de 1991.



Guerra fría. Ya era. Se necesitan nuevos enemigos. Interesados dirigirse al Pentágono, Washington DC, o a la comisaria de su barrio.

20100201

Semper Fidelis XIV



16.
Fueron quince horas atroces arriba del bus. Angustia, débil sueño, no sabía como acomodarse en el asiento luego de un par de horas. Josefina se había "escapado" de su casa poco antes de la medianoche. Le había dicho a sus padres que pasaría la noche en lo de una amiga. Tuvo suerte de llegar a tiempo a la Estación de Ómnibus de Frias, donde estaba por partir el último micro del día hacia Buenos Aires. Con sus ahorros, que eran prósperos, pagó el boleto de ida y tenía suficiente para los boletos de regreso de Silvio y de ella.
La ciudad lucía gris, fría, una triste llovizna caía sobre la gente. Apenas salió de la estación, se subió a un taxi. Sacó del bolsillo de su sobretodo el papel donde el comisario Nactas de Frías, le había detallado el nombre y la dirección de la comisaría donde estaba detenido su amado.
-Lléveme a la comisaria número 13 por favor- dijo
-Ah, la 13, si si, la conozco, está un poco lejos, te va a salir unos cuantos pesitos corazón- exclamó cuasi gritando el obeso taxista que conducía el automóvil.
-No hay problema, dese prisa por favor- Estaba nerviosa, mientras miraba el gris paisaje de ahí afuera, sujetaba con fuerza su bolso.
Al cabo de unos quince minutos el auto llegó a destino. Pagó el viaje. Se bajo del auto y se topó con el viejo edificio de la comisaria 13 de Caballito. Decidida caminó hacia la puerta. Siguió hasta el mostrador de redacción.
-Hola que tal, Buenas tardes quisiera ver a Silvio Bustamante-
Una oficial flaca, rubia, de unos cuarenta años la estaba esperando.
-Si, cual es su nombre señorita?
-Mi nombre es Josefina Furesi
-Parentesco con el detenido?
-Soy su prometida
-Aguardeme aqui unos segundos, por favor...-
Entonces la oficial se va hacia el interior del destacamento. A los dos minutos vuelve con otro uniformado, morocho y obeso, con ojeras gigantescas.
-Que tal señorita, soy el comisario Aranda, para servirle-
-Buenas tardes comisario, vuelvo a repetir, quisiera ver a Silvio Bustamante, que está detenido aquí-
-Lamento decirle que el detenido, ya no se encuentra mas acá, fué trasladado esta mañana al hospital psquiátrico Santa Mónica-
-¿Como? ¿Porque Razón?
-Me temo que no le puedo dar esa información señorita-
En ese momento Josefina abre su bolso y saca un mazo de billetes violetas de cien pesos que estaban sostenidos con una gomita. Saca uno del montón y lo pone sobre el mostrador.
Aranda mirá hacía los cuatro costados y con su mano derecha toma el billete y murmura:
-Lo encontramos nadando solo en el riachuelo, tenía en su poder una piedra diamante de incalculable valor, y quedó detenido por presunto robo a una joyería-
-Entonces tendría que estar aqui!, porque fué a parar al hospital?
-Cuando llegó a esta unidad, no paraba de decir incoherencias, de delirar, llamamos a un médico para que tratara de calmarlo, después de revisarlo nos recomendó que lo internaramos en un neuropsiquiátrico para que sea observado-
-Dios mio, esto no puede ser verdad, ¿que es lo que tiene?
En ese momento, el robusto comisarió se pone a buscar en el libro de actas, se coloca unos diminutos anteojos en su vasto rostro.
-Según el diagnóstico del doctor Melgarejo... Bustamante
Silvio... posee una alteración psicológica conocida como... Esquizofrenia hebefrénica con trastorno esquizotípico y trastornos de ideas delirantes.
-Aranda, necesito verlo, por favor-
-Me temo que no va a ser posible, para visitarlo necesita la orden de un juez y eso puede tardar- Dijo el comisario,
mirando para todos lados.
La muchacha saca otra vez de su bolso el grueso fajo de billetes violetas. Saca tres y los pone sobre el mostrador. Aranda vuelve a mirar hacia los cuatro costados, los toma y se los pone en su bolsillo. Toma el teléfono marca un número y dice.
-Oficial Silva, deje de dormir en el móvil y venga a base, le tengo un trabajo, tiene que acercar a una persona a un hospital, apurese!-
-En un momento el oficial Silva, la acercará al hospital, la puedo ayudar en algo más?-
-No, gracias, muy amable comisario Aranda-
-Siempre estoy para servirla señorita- Aranda volvió hacia su oficina, pidió un café y que no lo molesten a menos que valga la pena.

Unos cuarenta minutos después Josefina estaba frente a la puerta del Santa Mónica. Celebró bajarse ya del patrullero que la trajo hasta allí. Tuvo que soportar la insufrible conversa del conductor. El oficial Silva había quedado maravillado cuando la muchacha le dijo que venía de Santiago del Estero.
-Buena suerte paisana!- Le dijo el policía al marcharse.
La joven respiró ondo y habrió la puerta vieja y llena de humedad del establecimiento. Caminó unos metros hacia la recepción. Una empleada de seguridad robusta, la esperaba.
-Buenas tardes, en que puedo servirla?-
-Vengo a ver a un interno, Silvio Bustamante se llama-
-Lo lamento señorita, no es el horario de visitas en este momento-
-Vengo de parte del comisario Aranda de la comisaria número 13.
La vigiladora frunció el seño. Josefina, arta ya de tanta burocracia. Sacó otra vez el fajo de billetes, sacó un par y los dejó arriba del teclado de su computadora. La empleada de seguridad toma los billetes, se los pone en el bolsillo, se levanta y saca las llaves de la pared.
-Acompáñeme, en este momento no tenemos doctores, no creo que hoy venga ninguno, asi estamos, pero si se te arma algún bolonqui con los locos, es problema tuyo, llamo a la policía y te la arreglás vos con Aranda, estamos?
-No hay problema, gracias
-Bueno, pasá, el bonito de Silvio está en el segundo pabellón.
Siguieron hasta el segundo pabellón y la vigiladora abrió las llaves.
-Bue, listo, es acá, si hay algún problema, tratá de escaparte por la ventana-
-Muchas gracias de nuevo, es usted muy amable.
Era un salón bastante grande, con doce internos. Reinaba la paz en ese lugar, ocho miraban la tele, uno dormía, dos jugaban al ajedrez y Silvio estaba sentado en una cama, mirando hacia la pared.
Josefina, que lo reconoció enseguida, se acercó rapidamente hacia el. Cuando se iba acercando, notó que Silvio estaba hablando.
-Te vuelvo a repetir Semper, tiene que haber otro tipo de revolución, porque siempre recurrimos a la violencia para solucionar las cosas? Exclamaba el muchacho frenéticamente hacia la pared.
-Silvio, estas bien?
-Jos... Josefina!!- Silvio y Semper quedaron boquiabiertos.
El joven se levantó de la cama y se abalanzó sobre ella y la abrazo. La abrazo con fuerza. Sus lágrimas humedecían el hombro de su amada.
-Donde estuviste todo este tiempo Silvio, porque nunca me llamaste?- Decía Josefina entre sollozos.
Silvio la mira a los ojos, se sientan y le paza a contar lo sucedido durante su estadía en Buenos Aires, el secuestro y su estadía en la comisaria, mientras Semper trataba de conquistar a la muchacha con todo tipo de halagos y piropos.
-No te puede escuchar, infeliz!- Exclamó Silvio con fuerza.
-Amor, que te pasa, estas bien?
Silvio sonrió.
-No me hagas caso por favor, me tenes que sacar de acá por favor Jose-
-Obvio que te voy a sacar, te saco y nos vamos de aca, juntos los dos-
-Vamonos ya por favor- Silvio la tomo de las manos y comenzó
a agitarse.
-Ahora no va a poder ser, me tenes que esperar unas horas, tengo que hacer un par de cosas-
-Por favor sacame de acá-
-Te juro que voy a volver, amor, quedate despierto esta noche, tratá de que todos se duerman.
-Esta bien Jose, te estaré esperando, amor mio- mientras una lágrima pasaba por su rostro.
Sus labios se entrelazaron en un apasionado beso. Luego la joven se marchó hacia la puerta. Semper saltó de la cama y fué tras de ella. Se puso en frente y le dijo:
-Cosita rica, ¿pensás en estar con este cretino toda tu vida?
La joven no notó su presencia, lo traspazó y siguió su camino. El duende la siguió con el brazo derecho en alto y el puño cerrado.
-Ahora me ignorás, pero ya te tendré en mis brazos y te desposaré, alimaña!- Exclamó con toda fuerza.
La muchacha cerró la puerta del pabellón justo enfrente de las narices de la criatura.

20100123

Radar Busnelli - Onironauta



Un vago arcaico de millones de viajes
Está a punto de dejar la ciudad
Dicen que solo habla por hablar
Va el bohemio en el tren
sin mirar atrás

Porque el ya despertó

La gente circula en cubos de cristal
irrompibles, van por la ciudad
miles de antenas te dicen lo que pensar
te falta el oxígeno,
no puedes despertar.

Pero el ya despertó.
Es hora de despertar.


Ellos fabrican el comedero
donde te peleas con otros cerdos
por las sobras que caen debajo
Alejate de ahi y toma mi mano
despertemos de este sueño horrible

El ya despertó
Es hora de despertar
Te presento el mundo real
al salir de nuestro caparazón.

20100115

Galletitas de Barro



La reiteración de desastres naturales que ha soportado Haití en los dos siglos desde que logró la independencia de Francia muestran la vulnerabilidad de la nación caribeña ante las fuerzas extremas del clima. Lo que ocultan es el mayor impacto perjudicial de la intervención extranjera que aseguró que la gente común de Haití –el país más pobre en el hemisferio occidental– permanezca empobrecida. Tal situación dejó al país vergonzosamente mal equipado para evitar y lidiar con calamidades como la que enfrenta actualmente.

En Haití, a sólo 90 minutos de vuelo desde Miami, la democracia raramente tuvo una oportunidad. Entre 1956-1986, el país estuvo dominado por el dictador asesino François “Papa Doc” Duvalier y su apenas menos autoritario hijo, Baby Doc. Cuatro años después que Baby Doc huyera a Francia, un joven y dinámico sacerdote católico llamado Jean-Bertrand Aristide llegó al poder en una elección democrática con casi el 70 por ciento de los votos. Pero su teología de liberación y su deseo de aumentar el sueldo promedio de los trabajadores no le cayeron bien a la pequeña elite del país o a sus partidarios en Washington; fue derrocado dos años después por un golpe apoyado por la CIA.

Aristide regresó al poder con la ayuda de los marines de Estados Unidos despachados por la administración Clinton, y luego fue reelecto por un segundo término. Sin embargo sus esfuerzos por aumentar los sueldos en un país que se había convertido en una fábrica explotadora de trabajadores para la industria de la indumentaria en Estados Unidos, y su negativa a ceder a las exigencias del Banco Mundial y del FMI, enojaron nuevamente a sus opositores. En 2008, Estados Unidos –que ahora está enviando fondos de emergencia– bloqueó más de 500 millones de dólares en asistencia internacional.

Cuatro años más tarde, Aristide fue nuevamente obligado a dejar el gobierno por una coalición de intereses comerciales y ex soldados, apoyados por elementos de la administración Bush y el Partido Republicano. La falta de inversiones ayudó a crear un país en el que tres cuartos de la población vive con menos de dos dólares por día. Sólo el sub-Sahara de Africa es más pobre y sólo Somalia y Afganistán sufren un déficit peor de calorías. En los mercados, las galletitas hechas de barro y sal horneadas al sol son vendidas a los más pobres de los pobres.

Mientras, menos de la mitad de la población de ciudades como Puerto Príncipe, donde los pobres están apretujados en villas miserias controladas por bandas tales como Cité Soleil o en campamentos precarios fácilmente inundables, tiene acceso al agua potable. Las casas baratas construidas sobre las empinadas laderas apenas pueden aguantar una lluvia tropical, ni hablar de un terremoto.

Esta pobreza afecta directamente el paisaje. A diferencia de su vecina República Dominicana, a Haití le queda menos del 2 por ciento de sus bosques; la mayor parte fue talado para exportar o para la industria carbonífera. Cuando un huracán golpeó a Haití hace dos años, más de 1000 personas murieron alrededor de la ciudad de Gonaives, mientras en Cuba –donde las tormentas son más fuertes– murieron muchos menos. En Haití, la ausencia de árboles hace que las inundaciones barran el área.

Mucho se escribirá sobre el “pasado caótico” de Haití y su status como “estado fallido”. Hay muchas razones para haber llegado a esa situación; pero pocas tienen que ver con el golpeado pueblo de Haití.

FUENTE

20100111

Semper Fidelis XV (Anteúltimo capítulo)

15.

Le dejaron el teléfono de la seccional a su disposición. Escoltado por dos agentes que se quedaron esperando a unos metros, marco primero el número de su casa. El timbre sonó cuatro o cinco veces, nadie atendía. Probó marcando de nuevo. Sonó varias veces, pero en su casa nunca atendieron. Entonces marcó otro número, el de Josefina. Sonó un par de veces y levantaron el tubo.
-Hable!- Dijo con autoridad una voz ronca del otro lado.
-Hola que tal, soy Silvio, podría pasarme con Josefina?-
-Silvio?, Silvio que?
-Silvio Bustamante, Don Zaqueo, es usted?
-No chango, número equivocado- El sonido del corte de comunicación fue atroz.
Marcó el número otra vez, podría haberse equivocado. El tono volvió a sonar un par de veces. Lo atendió la misma voz ronca.
-Hable!
-Don Zaqueo, ya se que es usted, podría pasarme con Josefina, es muy importante!
-Pero chango, deje de molestar, usted se fue y la olvidó, ella también lo olvidó, ella esta con otra persona ahora, ella se va a casar dentro de poco, Adiós. Clock!
-Pp, pero....- a Silvio no le salían las palabras y la comunicación se cortó otra vez.
Furioso, intentó marcar una vez mas. Pero los policías que lo acompañaban se lo impidieron.
-Solo se permite una llamada y ya la hiciste pibe- Dijo uno de los agentes y lo tomaron de los brazos.
-Pero no pude comunicarme con nadie
-Nos importa muy poco, ya nos vas a contar de donde sacaste ese diamante-
Entonces lo llevaron a la fuerza otra vez a la celda. Luego de abrirla lo empujaron hacia dentro, el muchacho cayó al piso. Desde el suelo vio los pequeños pies del gobling, que se sentó, lo miró a los ojos y le dijo:
-Y? como te fue? como esta mi pebeta? nos viene a buscar?
El muchacho se incorporó, se sentó en la cama de concreto, puso sus manos sobre su rostro y comenzó a llorar, a llorar desconsoladamente. Gruesas gotas de lágrimas se escapaban de entre sus dedos.
-Hey, amigo, no sea maricón, sabes que no me gustan los blanditos- Dijo Semper, con los brazos en jarra.
-Es Josefina, se va a casar, como me pudo hacer esto?- Dijo Silvio expulsando lágrimas
-Como nos pudo hacer esto? que perra inmunda
-Su padre me dijo, que se iba a casar, que me olvidara de ella-
-El viejo dijo eso? entonces no te hagas la cabeza, pascuato!-
Silvio siguió llorando. La criatura sacó de su bolsillo un pañuelo y se lo dio.
-Ahora secate las lágrimas, antes de que te abofetee, decime quien nos va a venir a buscar.
-No he podido comunicarme con nadie-
-Silvio, eres un infeliz-
El duende se sentó en el suelo, encendió su pipa y comenzó a darse golpes en la frente, mientras que el joven no dejaba de sollozar.

De pronto se escucharon pasos y voces que venían acercándose a la celda. Ya se veían sus sombras que iban agrandando.
Apareció un sujeto con delantal blanco, supuestamente era un doctor. Escoltado por dos agentes.
-Acá está doctor, dice que estubo secuestrado por una vieja tres meses, se escapaba a Santiago Del Estero, tenía en su poder un diamante, dijo que se lo regaló un duende- Dijo uno de los policías al doctor. Luego se acercó al muchacho y le dijo:
-El es el doctor Melgarejo, es médico psiquiátrico, el te puede ayudar pendejo-.
-¿Quién es este mentecato? Manifestó Semper, alzando los brazos y colocándose al lado de Silvio.
Entonces el médico se adelantó a los policías y se puso enfrente del joven. Sacó una cuchara de madera de su bolsillo y le hizo sacar la lengua. Le examinó la boca, luego el globo de los ojos con una lupa. Le hizo respirar profundo, escuchó sus pulmones. Se puso una mano en la barbilla y quedó pensativo. Después dijo:
-¿Podrían dejarme un rato a solas con el muchacho?
-¿Es necesario?
-A veces el paciente se siente intimidado con gente armada y con uniforme, el paciente no tiende a despejar sus emociones por completas y eso para un psiquiatra es muy importante- Dijo en tono serio el doctor.
-Bueno, usted es el profesional aquí- Los agentes dieron media vuelta y accedieron a las peticiones del doctor.
El médico miró hacia atrás, se aseguró que los agentes se alejaran y volviendo la vista a Silvio, tomó el rostro del muchacho con las dos manos a la altura de las mejillas, casi apretándolo.
-Escuchame pendejo, yo te puedo hacer salir de acá, invento cualquier trastorno psíquico, cualquier nombre científico, estos boludos se comen el verso, vas al loquero un par de días, luego te firmo el traslado a Santiago y de ahí escapas- Le dijo el psiquiatra, hablaba rápido, nervioso, su rostro parecía cansado, tenía unas ojeras enormes, como un oso panda.
-Por favor doctor, estoy en sus manos- Silvio parecía esperanzado.
-Una vez adentro del hospital borda, nos repatimos el botín, por cierto, quiero el cincuenta porciento-
-Cincuenta porciento de que?- Preguntó el joven, asombrado.
-Del robo, o ese diamante apareció como por arte de magia?, no me creo el verso del duende yo, vamos mita y mita, y los cagamos a todos-
De repente Semper se pone en medio de los dos, mira al rostro de Silvio y exclama:
-Silvio, despachá a este infeliz por favor!-
-Doctor, lamento informarle que no hubo ningún robo, todo lo que dije fué verdad- Dijo Silvio, solemnemente.
-Te lo pido con una mano en el corazón, si me ayudas, yo te ayudo, estoy en la lona, desde que el jefe de gobierno, ajustó los gastos para los hospitales mentales, mi vida es una mierda, gano miseria, tengo seis hijos, dos con
problemas de adicción, no aguanto mas, me tenés que ayudar.- Suplicó el doctor.
-Doctor, me encantaría ayudarlo, pero no tengo plata, no robé nada, lo único que quiero es ver a mi familia.
-Es una pena, voy a declararte como insano igual, tenés una semana para pensarlo en el Borda, si me decís que no, vas a Batán-
-Pero que infeliz este tipo, pesado como el solo- exclamó el duende agarrándose de los pelos.
Los agentes regresaron, se llevaron al doctor, cerraron la celda.
-Hoy pasas la noche acá, aver si se te acomoda la memoria, vamos a ver lo que nos dice el doctor, decile a Pepe Grillo que te ayude a escapar- Dijo uno de los policías en tono burlón. Y se fueron riéndose a carcajadas.

Silvio se recostó mirando al pequeño cuadrado con rejas, que hacía las veces de ventana. Con una tristeza inmensa y con el corazón roto. No sabía que esa misma tarde, Josefina partió hacia Buenos Aires para rescatarlo.

Continuara....