20081230

Los ñoquis de doña Eve

Mi visita fue inesperada, al menos los rostros de los presentes, lo hicieron notar. Todos menos Julian, obvio, y su anciana madre. La mesa ya estaba servida, ya estaba el vino para los muchachos, el pan, la gaseosa de marca extraña. No tenia pensado quedarme, pero cedí ante las tediosas imploraciones de Doña Eve.

Los comenzales no me reconocieron, sus caras emitían una mueca de desconfianza mezclada con temor, que me incomodaba también a mí. Pero yo si los recordaba, estaba Iris la hermana menor de Julian con el pelo recogido teñido de un rojo furioso, unas ojeras temibles, un bebé en su regazo y flaca, muy flaca. El último recuerdo que tenia de ella era vestida de blanco y entrando a su fiesta de quince con "Angie" de los Rolling Stones, han pasado cinco años. A su lado estaba un hombre gordo, de unos cuarenta años, con una incipiente calva y algo desagradable, luego me daría cuenta de que era el marido de Iris. También estaba Chicharra, el temible hijo de doña Eve, el mismo que mató a don Zacarias e incendió su casa, el mismo que golpeaba y humillaba a Julian delante de sus amigos, al que todos en Urdapilleta le temíamos, me miraba con sus ojos gigantes como dos huevos, parecían que iban a salir despedidos y se iban a clavar en mi frente. Aun cuando Julian le dijo quien era yo, Chicharra me seguia mirando con esa expresión tan perturbadora, haciendome revivir esas sensaciones de miedo de antaño, me miró fijo durante unos segundos y sin saludar ni emitir palabra alguna engullió cinco ñoquis de una bocanada y me ignoró completamente.La que me había reconocido fue Iris, musitó un -hola, con una voz tímida y dolida mirándome con una expresión de docilidad y resignación que me puso la piel de gallina. De la adolescente urgente que me escribía cartas perfumadas y que a veces volaba junto a mi, a escondidas de sus hermanos, no quedaba casi nada.

La cena transcurría serenamente, por diez minutos nadie emitió palabra alguna, solo se oía el sonido de dientes masticando y gargantas tragando como una gran pieza musical. Hasta que Richard, el robusto marido de Iris dijo:

-Este país se va a la mierda, el gobierno nos vive sacando guita y encima nos gobierna una mujer- como intentando romper el hielo.

Mientras seguía masticando con la boca abierta.

-Ojito che, Sin nosotras ustedes no viven!, Dijo doña Eve, en tono bromista también.

-Claro que si, sin su hija no puedo vivir, y Richard acarició el pelo de Iris.

-Tampoco podes vivir sin la cerveza- Le dijo Iris, sacándole la mano, interrumpiendo las caricias.

-No te pases de la raya Iris- murmuró Richard en un tono que no me gustaba.

Doña Eve logró apaciguar las aguas anunciando la venida del postre. Noté que iris estaba temblando y mirando hacia abajo. Richard encendió un cigarrillo, intentando tapar los eructos. Era hora de irme, no aguantaba mas estar en ese lugar, gentilmente agradecí la cena a la vieja Eve y salí, como cuando se sale de un subte repleto en verano. Me volvería a encontrar con ellos, por supuesto.













Fragmento de un libro sin nombre, Capítulo 1 "Repatriando al hijo pródigo"
Cosme Sigali.

20081229

Naranjada Lisérgica Vespertina

Ideal para el verano
Ingredientes:
1 Kg de Naranjas
2000 cm3 de Jugo de Zanahorias
1 Peyote de San Petersburgo
1 o 2 amigos Fanta
Y a disfrutar!, que la vida es corta.